¿Cómo influye la pornografía a nuestra vida sexual?

Se trata de un entretenimiento erótico a través de imágenes, pero ¿cómo influye pornografía a nuestra vida sexual? ¿Ha impulsado una cierta liberación sexual o ha creado clichés sobre las relaciones? ¿Buena o mala? Es sin duda un tema de gran polémica y frecuente debate.

De acuerdo con la Real Academia Española, la pornografía es una presentación abierta y cruda del sexo que busca producir excitación en el observador.

También se define como un espectáculo, texto o producto audiovisual que utiliza material sexual. Su máximo exponente es el cine pornográfico, una industria multimillonaria.

La sexualidad es una dimensión fundamental del ser humano, necesaria para identificarlo como tal. En este sentido, los productos audiovisuales eróticos influyen mucho más de lo que creemos.

El individuo aprende una gran cantidad de pautas por observación.

En muchas ocasiones, basta con ver las conductas ajenas repetidas una y otra vez para que estas se conviertan en parte de nuestros hábitos de comportamiento.

Aspectos positivos de la pornografía: Además de considerar que mejora de la comunicación en la pareja y ayuda a una mayor calidad sexual, los defensores del material pornográfico cuentan con una serie de alegatos:

– La pornografía reduce la inhibición. Ha eliminado tabúes y prejuicios con respecto al sexo.
– Es un medio para mejorar el rendimiento sexual por aprendizaje.
– Evita la monotonía en las parejas y estimula la creatividad.
– Puede ser un complemento para experimentar más.
– Aumenta el nivel de excitación.

Lo malo: las expectativas que no conectan con la realidad y la frustración: Los detractores de la pornografía coinciden en señalar que esta tiene varias consecuencias en la vida de las personas que la consumen. Dichas consecuencias vienen a ser las siguientes:

Deja la impresión de que el sexo no tiene relación con la intimidad; que no está relacionado con el amor, el compromiso o el matrimonio.

Crea la idea de que formas acrobáticas de practicar sexo proporcionan más satisfacción y que el sexo irresponsable no tiene consecuencias adversas.

La pornografía muestra un mundo ficticio que puede acabar produciendo frustración en los espectadores a la hora de practicar sexo real. En este sentido, afecta la autoimagen y la atracción por la pareja.

Hace que la agresión sexual parezca menos grave de lo que es.

Puede sustituir el interés por las relaciones reales.

No hay que olvidar nunca que el porno no refleja la realidad de la sexualidad. Hay que tener siempre presente que detrás de la pantalla, se ha organizado todo para destacar unas cosas y disimular otras, en pro de obtener un producto visualmente placentero.

Además, aunque no lo podamos ver, hay todo un equipo humano detrás, trabajando para que todo luzca de cierta forma.