¡Ahí viene Trump!

  • México culpable de todo

Marcelo Ebrard Casaubon, en funciones de Secretario de Relaciones Exteriores, en marzo de este año sentenció en palabras llanas “se les hace fácil culpar a México”. El tema era en esa ocasión el debate sobre el combate al tráfico de fentanilo hacia Estados Unidos y Marcelo les dijo con severidad “es una ingratitud, por decir lo menos, que algunos representantes populares de Estados Unidos, que están en campaña, digan que México no hace nada o no hace lo suficiente cuando nosotros incautamos más fentanilo que ellos”.

El fentanilo, el tráfico de drogas en general, el asunto de las armas y los temas migratorios se convierten en una parte sustantiva del discurso de la clase política norteamericana para ganar simpatías en el electorado de aquel país. La estrategia de tomar como “bandera política” los problemas binacionales es irremediable. En este sentido, un personaje muy conocido por los mexicanos es Donald Trump por su narrativa de odio en el discurso político y de la cual ya hemos vivido y hemos sufrido sus consecuencias.

Es importante hablar ahora de Donald Trump (DT) porque no es un asunto del pasado sino del presente y muy probablemente del futuro y que marcará la relación con el principal socio comercial de México. A pesar de enfrentar acusaciones serias y litigios ante las autoridades judiciales estadounidenses, DT se encuentra en una posición históricamente fuerte y las encuestas internas del Partido Republicano publicadas el 22 de noviembre pasado para las elecciones primarias arrojan los siguientes resultados: Donald Trump 60.3% de preferencia; De Santis 12.6%; Haley 10.0%; Ramaswamy 4.9%; Christie 2.7%: Burgum 0.9% y; Hutchinson 0.7%. Por tanto, podemos afirmar “Ahí viene Trump: 2024 México culpable de todo”.

La revista LASAFORUM, en el verano de 2016, intituló su publicación como Donald Trump and the Wall: Perspectives from South of the Border y ahí José Franco Aguilar, investigador de la UNAM participó con una colaboración (El discurso antiinmigrante de Donald Trump: ¿Ficción o realidad?) en la que define a la perfección el eje estratégico de ese personaje en su discurso afirmando que “lo expresado por el candidato republicano se presenta ante sus simpatizantes en mítines no como una doctrina ideológica, sino como una idea que tiene que ver con el sentido común. Los seguidores no se cuestionan profundamente sobre el discurso y su contenido. Se mueven más por una cuestión de emociones, y en este sentido, el mensaje de Trump, manifestado de esta forma, es extremadamente peligroso”, remata Franco Aguilar diciendo que la idea subyacente en torno a los inmigrantes es “expulsamos a los indeseables o no les permitimos la entrada y los problemas de los Estados Unidos desaparecerán”, así de simple.

Donald Trump cambió la forma de hacer política en los Estados Unidos desde 2015-2016. Lo que parecía ser una ficción se convirtió en realidad y su ascenso a la Casa Blanca marcó una serie de retos mayores para el gobierno de México. La visión esencialista e irracional dieron paso al discurso racista, xenofóbico, sectarista y separatista y, sin duda, a la violencia verbal que permeó en la sociedad norteamericana que le dio su respaldo y le otorgó el poder. El modelo de campaña de Trump ya dio resultado y por eso, como señala Marcelo Ebrard, se les hace muy fácil culpar a México. Ahora el riesgo está potenciado porque muchos de los candidatos –particularmente republicanos- a diferentes cargos en Estados Unidos están ya usando los problemas binacionales para hacer campaña e impactar a sus ciudadanos para ganar simpatías. El asunto es que aunque en plena lógica todos sabemos que la atención a los problemas binacionales corresponde atenderlos a ambos países en coordinación, eso pasa a segundo plano porque lo primero es ganar la elección a como dé lugar y no importando si eso genera un clima de fricción y/o si se alteran los acuerdos sustantivos de la relación entre ambas naciones como lo son los del comercio.
Claudia Sheinbaum tiene un reto enorme desde ahora porque es la candidata presidencial que, según la mayoría de las encuestas, tomará posesión como Presidenta de México el 1 de octubre de 2024.

En Estados Unidos de América el 5 de noviembre serán las elecciones presidenciales y ese día sabremos si Donald Trump será presidente a partir del 20 de enero de 2025 o si se queda Joe Biden; pero independientemente de eso lo que si vamos a vivir desde ya es el discurso político de campaña antimexicano muy duro y hay que enfrentarlo también desde la campaña presidencial. El reto es mayor para Claudia Sheinbaum porque a la par que tiene que articular un discurso que permita consolidar simpatías electorales de los mexicanos debe sobrecuidar la relación bilateral institucional en marcha dado que la interdependencia que tenemos con América del Norte es brutal.

Algunos datos son útiles para dimensionar la magnitud del reto mexicano y lo complejo de la coyuntura: El 97% de las mexicanas y los mexicanos en el exterior están en Estados Unidos y sí sumamos a Canadá tenemos que el porcentaje sube a 98.2%; más de 40 mil millones de dólares es el peso de las remesas que los paisanos mandan a México y que le dan soporte a la economía nacional; en los 15 puntos fronterizo todos los días cruzan más de 1 millón de personas, 300 mil vehículos pasan de allá para acá y de aquí para allá (70 mil camiones de carga) y, baste decir que los 10 estados fronterizas en conjunto representan la 4ª economía mundial; se estima que hay 36 millones de mexicano y mexicano americanos en la Unión Americana, etc.

En fin, con Estados Unidos las relaciones siempre serán extraordinariamente complejas y difíciles. La construcción de la siguiente etapa se empieza a construir desde ahorita, desde la campaña.