Existe una gran posibilidad de que vivamos en el corto plazo algo inédito que, sin duda, tendrá implicaciones de orden mundial dada la coyuntura que marca la geopolítica y las actuales tendencias en un mundo globalizado y por el aglutinamiento de los bloques comerciales. La inminente revisión del T-MEC (Tratado comercial entre México, Estados Unidos y Canadá) puede ser encabezada por dos mujeres: Claudia Sheinbaum, Presidenta ya de México, y Kamala Harris, Candidata con amplias posibilidades de triunfo en el país vecino del norte. La simple posibilidad real de que llegue a darse esta concurrencia de dos mujeres al mando de los dos países más relevantes del bloque de América del Norte abre una expectativa que no podemos dejar de considerar: el enfoque femenino en el ejercicio del poder y, sobre todo, la sensibilidad, el sentido humano y de solidaridad con los sectores más necesitados que, sin duda, se expresan con mayor claridad en la esencia y naturaleza de las mujeres. En poco más de una semana, el 5 de noviembre, sabremos si la candidata del Partido Demócrata pudo vencer al aguerrido Donald Trump contra quien compite en una de las elecciones más cerradas de la historia de aquel país. En el supuesto de que Kamala Harris llegue a ser la próxima inquilina de la Casa Blanca en Washington, DC, seguramente empezará una nueva etapa en la historia de la relación bilateral entre nuestro país y la primera potencia mundial que cambiará en mucho sus alcances dado que estarán impulsados con mirada de mujer.
Todos sabemos que por sus implicaciones económicas, políticas, sociales e incluso culturales, el resultado de las elecciones presidenciales en Estados Unidos de América resulta el de mayor interés para nuestra nación después del de México. La concurrencia en tiempo en la renovación del poder ejecutivo en ambos países se verifica cada 12 años y, hablando del periodo reciente de Tratados Comerciales entre nuestras naciones es conveniente recordar que en 1988 en el país vecino del norte ganó el Republicano George H. W. Bush y en México llegó a la presidencia Carlos Salinas de Gortari impulsado por el PRI; en el 2000 en EEUU ganó el Republicano George W. Bush (hijo) y en México ganó Vicente Fox, candidato del PAN; en 2012 allá ganó el Demócrata Barack Obama y aquí el priista Enrique Peña Nieto; ahora, en 2024, por primera vez ganó la presidencia de México una mujer, la Doctora Claudia Sheinbaum impulsada por el partido Morena, y en el país vecino del norte compite con muy buenas posibilidades de triunfo Kamala Harris quien, en caso de ganar, se convertiría también en la primera presidenta de esa nación en la historia. Poner atención, entonces, a la evolución de la recta final de las campañas en la contienda por la presidencia en Estados Unidos es una responsabilidad ineludible y también lo es desmitificar el tema del voto hispano o latino o el de los mexicanos que siendo ciudadanos americanos tienen derecho a votar en ese país ya que muchos tienden a interpretar que por el solo hecho de ser mexicanos van a votar en contra de Donald Trump por su discurso de odio y abiertamente antimexicano, situación totalmente contraria a la realidad como lo demuestra el comportamiento del voto latino en los últimos años.
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Al respecto, algunos datos son muy relevantes: 1) En Estados Unidos de América viven 65 millones de hispanos y de ese total 36.2 millones están habilitados para votar el próximo martes 5 de noviembre; 2) Observamos que hay un puñado de estados en los que el resultado se decide por un margen de victoria muy pequeño. Se les llama “estados columpio”, “estados bisagra” o swing states, en inglés, y son los que definen la elección: Wisconsin, Michigan, Pensilvania, Carolina del Norte, Georgia, Arizona y Nevada; 3) En conjunto esos estados, llamados bisagra, dan 93 votos electorales y para ganar las llaves de la Casa Blanca se necesitan 270 de un total de 538; 4) El peso de la población hispana es muy relevante en estados como Arizona (25%) y Nevada (22%), en donde en la elección presidencial anterior en 2020 la diferencia fue de menos de 3 puntos porcentuales; 5) Los dos temas que más preocupaban a los votantes hispanos en las elecciones intermedias de 2022 son los mismos que conciernen al grueso de la población en 2024: economía y seguridad social; 6) A pesar de la importancia numérica de los hispanos son el grupo que menos sale a votar, en comparación con los blancos, los afroamericanos; 7) Los hispanos, lejos de ser una comunidad homogénea, son un grupo cuyos intereses varían según su estado, edad o clase social. Las nuevas generaciones se están adentrando a los debates nacionales del momento, tales como la economía, el costo de vida y la inmigración (GenForward, Universidad de Chicago); y al mismo tiempo, su identidad hispana se atenúa a medida que pasa el tiempo (Pew Research Center); 8) Ocho de cada diez hispanos son ciudadanos estadounidenses, es decir que no son inmigrantes ilegales; 9) Entre 2002 y 2022, la población latina casi se cuadruplicó en Georgia, casi se triplicó en Pensilvania y se duplicó en Arizona. Uno de los rasgos de los votantes latinos es que son más jóvenes que el resto (el 41% de los votantes jóvenes en Arizona son latinos, en comparación con el 25% de la población en general); 10) La mayoría de los hispanos viven en estados del sur, desde California hasta Florida. En Arizona, Nevada y Florida, los hispanos sobrepasan el 20% de los votantes; en Texas y California el 30%, mientras que en Nuevo México alcanzan el 45 por ciento.
Así, vemos a México y Estados Unidos de América unidos por una interdependencia económica y una confluencia cultural entrelazadas e irrefutables. Dos países con pasados e historias diferentes. Dos gobiernos haciendo frente a problemas complejos con estrategias y políticas nacionales muchas veces divergentes y hasta encontradas. Dos naciones viviendo un presente compartido. Ahora, en la concurrencia del 2024 de las renovaciones de los Poderes Ejecutivos en ambas naciones, y ante la eventualidad de que gane Kamala Harris, tendremos tal vez la oportunidad de vivir la construcción de un futuro común a partir de la revisión del T-MEC con un ingrediente mayor: con mirada de mujer desde ambos gobiernos para lograr el Bienestar Compartido que impulsa la Doctora Claudia Sheinbaum en México.