- (MacKeen D. New York Times)
Se calcula que el 28 por ciento de los antibióticos recetados a niños y adultos son innecesarios. El evitar la progresión y gravedad de infección con el antibiótico adecuado puede sentirse como algo mágico.
El dolor punzante en la garganta mejora, la tos disminuye y los dolores de oído desaparecen. Un tratamiento puede salvarnos de la neumonía y protegernos durante una cirugía. La penicilina ha sido aclamada como uno de los descubrimientos más importantes de la medicina.
Si bien esos medicamentos actúan matando o inhibiendo el crecimiento de bacterias, a menudo los buscamos para la secreción nasal y los resfriados, la mayoría de los cuales son causados por virus, ante lo que se calcula que el 28 por ciento de los antibióticos recetados a niños y adultos son innecesarios.
Cuando un virus como los que causan la gripe o la COVID-19 provoca síntomas, los antibióticos no solo no ayudan, sino que pueden hacer daño.
Tragarse un antibiótico es como bombardear los billones de microorganismos que viven en el intestino y modificar la microbiota…..matar no solo a los malos, sino también a los buenos, explicó Martin Blaser, autor del libro SOS microbios: cómo el exceso de antibióticos aviva las plagas modernas y director del Centro de Biotecnología y Medicina Avanzada en la Universidad Rutgers. Las bacterias resistentes a los medicamentos ya están en todos nosotros y las bacterias beneficiosas ayudan a mantenerlas controladas.
Cuando un antibiótico elimina las bacterias beneficiosas, los microbios resistentes pueden prosperar y, por lo tanto, hacer que las infecciones presentes y futuras sean más difíciles de tratar. Con el uso excesivo de antibióticos, nuestros microbios se modifican substancialmente y algunos desaparecen, una crisis con consecuencias de gran alcance que los científicos todavía no comprenden del todo.
La resistencia antimicrobiana es una de las principales amenazas a la salud pública mundial, según la Organización Mundial de la Salud. Se calcula que cada año en Estados Unidos se producen 2.8 millones de infecciones resistentes a los antimicrobianos, las cuales provocan más de 35.000 muertes. Si tomas muchos antibióticos, corres mayor riesgo de desarrollar infección resistente a los antibióticos y contagiarla a otras personas. Eso puede contribuir al aumento de bacterias resistentes a los antibióticos, a veces denominadas superbacterias.
Los antibióticos alteran las bacterias intestinales “buenas” que son responsables de ayudar con el metabolismo, la digestión de alimentos y la educación del sistema inmunitario, lo que puede provocar trastornos metabólicos, como diabetes tipo 2, enfermedades inflamatorias y autoinmunes, entre otras enfermedades crónicas.
Adicionalmente tenemos que preguntarnos también qué medicamento tiene menos efectos secundarios. Los adultos y los niños acuden habitualmente a la sala de urgencias debido a problemas que surgen por tomar antibióticos. Un antibiótico de amplio espectro, que es capaz de combatir muchos tipos diferentes de bacterias, puede modificar más nuestras bacterias y en general, tiene más efectos secundarios, como diarrea.
Este tipo de fármacos también puede provocar mayor resistencia a los antibióticos, aunque hay ocasiones en las que puede ser el tratamiento adecuado. Tu médico, en particular internista o infectólogo, puede explicarte qué tipo de antibiótico te está recetando y también decirte si una opción de espectro reducido podría funcionar.
Actualmente también conocemos que menos días de antibioticoterapia puede ser suficiente, más adecuado y hay evidencia de que los tratamientos más largos son más dañinos que los más cortos. La mayoría de los casos no requieren antibióticos por más de cinco días, como se ha aprendido para vías aéreas superiores, sinusitis y hasta para neumonías. Aunque un tratamiento prolongado puede ser necesario para las infecciones crónicas o recurrentes.
Reconsidera los probióticos, con la idea de que puede ayudar a restaurar nuestra microbiota, aunque los resultados no siempre son de evidencia alta. Hay algunas pruebas de que los probióticos pueden ayudar a prevenir la diarrea asociada a los antibióticos, aunque no son concluyentes.
Los probióticos pueden reducir el riesgo de desarrollar la infección potencialmente mortal por Clostridioides difficile, que puede causar diarrea grave e inflamación del colon. Suele asociarse frecuentemente a la exposición a antibióticos; quienes los toman con más frecuencia corren mayor riesgo.
