Guardar reposo: ¿El peor consejo que puede recibir un enfermo?

La idea de guardar reposo para favorecer la recuperación del cuerpo en estados de enfermedad se estableció desde hace siglos. En la antigua Grecia, Hipócrates (padre de la medicina) describió que el descanso y la inmovilidad eran determinantes para favorecer el proceso de curación natural del organismo.

Esta recomendación se extendió hasta los tiempos actuales, por lo que es habitual que los médicos sugieran periodos de descanso ante la presencia de lesiones y enfermedades. La idea es tener reservas de energía y evitar cargas de estrés que puedan afectar las funciones del sistema inmunitario.

Hay que tener en cuenta cuál es la enfermedad y qué limitaciones causa en las personas afectadas. El reposo en sí no es «el peor consejo médico», como muchos han afirmado, sino que su implementación ha sido malinterpretada en muchos casos.

Por citar algunos ejemplos, cabe mencionar el caso de los pacientes con dolor lumbar. A menudo, estas personas experimentan sensación de alivio con un poco de descanso.

Sin embargo, las evidencias apuntan a que la restricción de la actividad incluido el reposo en cama no aporta ningún beneficio. En cambio, prolonga el periodo de recuperación e impide una pronta reanudación de las actividades cotidianas.

Mantenerse activos también es beneficioso ante afecciones virales, como la gripe y el resfriado. Una investigación compartida a través de Exercise and Sport Sciences Reviews expone que el ejercicio de intensidad moderada induce a acciones antiinflamatorias y de inmunopotenciación que ayudan a la recuperación.

La actividad física de leve a moderada puede aumentar la sensación de bienestar en caso de resfriado común sin fiebre. Su práctica ayuda a disminuir la congestión nasal y las dificultades respiratorias leves.