Póngase a ch… ¿para qué estudiar?

  • Esta es la lógica de muchos padres de familia para que sus vástagos sean independientes económicamente.

“Ya déjate de p…, y vete a trabajar que hay mucho empleo, en muchas de las fábricas ni primaria piden, el que quiere encontrar trabajo lo encuentra sin p…, así que mi hijita a ch”, recomendación de una progenitora a su hija de nombre Guadalupe, que recién terminó su secundaria y vive en una colonia marginada,  allá por el sur de esta ciudad;  esto,  por los deseos de la menor de querer seguir con los estudios de bachillerato.

Esta es la lógica de muchos padres de familia para que sus vástagos sean independientes económicamente, y se vayan “labrando” desde temprana edad su propio destino, a otros más, los envían a trabajar a EEUU para que “ganen dólares”.

Esa lógica, es la lógica de la ideología dominante, que considera que los jóvenes en México no necesitan tanto estudio ni tanta ciencia para superarse; sólo con que sepan leer y escribir es más que suficiente para que puedan manejar una máquina en la fábrica, igual ocuparse como jornalero agrícola o para irse a trabajar al extranjero.

“Ese no WEY sirve para nada”

Acorde a esta ideología, que es la ideología de la clase dominante; representantes de esa clase, como el magnate mexicano Carlos Salinas Pliego, dueño de las cadenas de tiendas Elektra y de TV Azteca dice al respecto, «Yo le digo a los chicos que no es cierta la idea de que entre más estudien y más grados tengan mejor les va a ir», y recomienda, «es mejor salir a hacer las cosas, porque cuando te la pasas de carrera en carrera, un posgrado y luego un doctorado… ese ‘wey’ no sirve para nada», dijo en una  plática el año pasado con jóvenes de la plataforma digital de marketing EXMA. Igual, el primer mandatario, Andrés Manuel López Obrador le gusta denostar a jóvenes que desean continuar con sus estudios a nivel superior, al llamarles “aspiracioncitas”.

Esta idea dominante de cómo los jóvenes deben enfrentar su vida futura, es la idea que permea en la conciencia de muchos de ellos;  obtener éxito y dinero fácil sin tanto esfuerzo, así sea robando, delinquiendo y pasando por encima de los demás a costa de lo que sea; es la ley de la bestialidad, la ley de la selva;  el enriquecimiento de unos cuantos a cambio de la explotación, miseria,  hambre y enfermedad de la mayoría de la población. 

Por ello a nuestros gobernantes los de la 4t fieles representantes de la clase en el poder, no les preocupa el mejoramiento y desarrollo de capacidades en los conocimientos de matemáticas, ciencias, producción y lectura de contenidos de los jóvenes escolares.  

En al año 2022, la OCDE (organización mundial, en la que se encuentra incluido nuestro país, y que tiene como objetivo promover políticas que mejoren el bienestar social y económico de las naciones en vía de desarrollo) llevó a cabo la prueba PISA, una evaluación de la competencia matemática como materia principal y la comprensión lectora y científica, y resultó que  los 10 mejores países mejor evaluados,  son Singapur, Japón, China, Corea del Sur, Canadá, Estonia, Finlandia, Macao, Nueva Zelandia y Australia. México ocupó el sitio 102 de 137 países evaluados. Mal muy mal, así se explica el promedio tan bajo en conocimientos  de los jóvenes aspirantes a la UASLP, que alcanzaron un promedio general del 3.6%.

La política educativa del gobierno de la llamada Cuarta Transformación, resultó un fracaso, peor que con los gobiernos neoliberales: se redujeron recursos públicos  destinados a la educación afectando la ampliación de infraestructura educativa, a la investigación científica, a las universidades; se acabó con el programa de escuelas de tiempo completo y de clases de inglés. La entrega de Becas “Benito Juárez” para apoyar a los estudiantes, fue selectiva y discriminatoria, siendo que aún miles de escolares aún no reciben dicho apoyo del que tanto presume AMLO.

Creo que hoy más que nunca, los ciudadanos y los estudiantes en general debemos de trabajar y luchar por un verdadero acceso a la educación en México; por una educación acorde a las necesidades de producción de bienes y servicios de la sociedad que se encuentra en constante desarrollo por los avances de la ciencia y la tecnología;  por una educación crítica y de calidad, pero sobre todo popular, que las autoridades garanticen, y den las condiciones para que los mexicanos  realmente puedan ingresar y mantenerse en sus centros educativos.