Reinvidicar la conmemoración del 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer

Vale recordar en la historia el carácter y valentía de las mujeres rusas que salieron a las calles de su país, para denunciar al criminal régimen zarista

En estos momentos convulsos en el mundo. De guerra e intervencionismo de países guerreristas
–integrantes de la OTAN– que intentan doblegar a Rusia y a su heroico pueblo; vale recordar en la historia el carácter y valentía de las mujeres rusas que salieron a las calles de su país, para denunciar al criminal régimen zarista, que obligaba a los obreros y campesinos pobres a participar en la 1ra. Guerra Mundial; una guerra de rapiña entre los países imperialistas que llevaba a pueblos enteros a la miseria y muerte. Su lucha justa y revolucionaria permitió años después, que estas femeninas unidas al partido Bolchevique de Vladimir Ilich Lenin, derrocaran a la autocracia rusa y a sus partidos paleros, por un nuevo modelo económico en aquel país. El socialismo de la Unión Soviética.

Este es un episodio del origen de las luchas feministas en la historia mundial. En 1910 en la II Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas realizada en Copenhague, Clara Zetkin –dirigente del Partido Social Demócrata Alemán de tendencia socialista– propuso y se aprobó la celebración del “Día de la Mujer Trabajadora”, que se comenzó a celebrar al año siguiente. La primera conmemoración se realizó el 19 de marzo de 1911 en Alemania, Austria, Dinamarca y Suiza. Desde entonces se ha extendido a otros muchos países.

Las auténticas y congruentes luchas feministas en el mundo han tenido ese carácter. La lucha por el socialismo: por un nuevo modelo económico superior en el planeta donde no exista desigualdad social y que se valore con justicia el trabajo de las mujeres y de los hombres por igual, donde todos tengamos derecho a la salud, al empleo, a la vivienda; una sociedad educada y transformada, alejada de valores del anacrónico patriarcado, del chovinismo o racismo; donde la mujer como el hombre vivan en libertad para que desplieguen todas sus potencialidades espirituales de amistad, cooperación y solidaridad.

La conmemoración del Día de la Mujer, debe ser el reconocimiento a esa dama trabajadora, revolucionaria y transformadora de su entorno, de esa madre que busca y lucha a diario para dejarle un mejor futuro a sus hijos; recordarle que su papel en la sociedad es esencial para cambiar a este mundo, y que sin su participación ninguna causa por más noble que sea, no tendría ningún éxito, y en este planeta viviríamos los seres humanos sin sentido y sin esperanza de cambio. Todos en general debemos apoyar e impulsar el destacado papel de la mujer en la sociedad, tanto como dadoras de vida, productoras de bienes y servicios, como entes de cambio y transformación.

De los gobiernos de distintos partidos en el país, en estos días de conmemoración por el Día Internacional de la Mujer no podemos esperar de ellos más que discursos y palabrerías huecas en favor de la mujer, así veremos a gobernantes tomándose la foto con abuelitas, con mujeres de distintos estratos sociales para dar la imagen de que no discriminan a nadie, “que en México las mujeres son primero”, “que se les da oportunidad para que ocupen cargos públicos”, “que las mujeres tienen buenos empleos”, bla bla bla cuando en los hechos y con sus acciones, siguen reproduciendo viejos lastres de violación a los derechos humanos de las femeninas, al negarles su seguridad personal, el acceso a la educación, a la salud, a empleos bien renumerados; a una vivienda digna para ellas y sus hijos, y expuestas a la discriminación y a la violencia física y sexual.

Del gobierno de 4T, que dice estar a favor de los pobres y de los más vulnerables, al sector femenino le siguen vulnerando sus derechos para el disfrute de una vida plena y sin temores, sin la angustia de caminar por las calles, viajar en transporte público, ir a la escuela, a su trabajo o irse a divertir, por la inseguridad pública o sufrir un atentado a su persona. Hoy en nuestro país las mujeres viven con miedo.
Y también desamparadas por la autoridad, al retirar el gobierno federal los apoyos a los albergues para Mujeres Víctimas de la Violencia, afectadas también por el cierre de las Estancias Infantiles y los Comedores Comunitarios, que eran un paliativo para ayudar a la economía de muchas madres solteras trabajadoras, que no le sobra tiempo ni dinero para cuidar y alimentar a sus hijos.

Por todas estas consideraciones, ¡qué viva el Día Internacional de la Mujer! que no es de festejo ni de celebraciones, sino un día de denuncia contra todo lo mal de este mundo; un día combativo y revolucionario, con un destacado papel de las femeninas, y con ella toda la sociedad, y todos los seres que deseamos se acaben las injusticias y discriminación contra las mujeres y contra los sectores más vulnerables en el planeta. Vale.