La tarea: Temor, inseguridad y descrédito

No son las discusiones por la reforma energética las que se distraen por el condenado futbol. Situaciones como las que privan en Michoacán y en Tamaulipas ––dejemos por el momento a Morelos— parecerían haber llegado a su punto de resolución, o al menos eso quieren que pensemos, mientras nos extraviamos en el paraíso de un portero al que, dicen las lenguas viperinas (de víbora, pues) que ya fue contratado por Liverpool y se hará cargo de uno de los departamentos de esta tienda en el Distrito Federal.
El enviado del centro a Michoacán, Alfredo Castillo, aporta cifras de paz increíbles por el panorama que detallan a diario los medios de difusión. Los homicidios dolosos van a la baja, pero muy a la baja si aceptamos los dichos del gobernador en funciones, mientras leemos con lujo de detalles la ejecución de funcionarios municipales y enfrentamientos entre teóricos delincuentes y fuerzas del orden, ciudadanos en armas, militares o policías federales.
Propagan la foto del hijo de Fausto Vallejo con La Tuta. Con ciertos peros. En las reproducciones se aprecia al hijo del mandatario, pero no se distinguen caras del delincuente ni del jefe militar que dicen que estaba presente en ese convivio.
Éste es un asunto que las autoridades tarascas deben aclarar y hacerlo con claridad para que a nadie le quede duda sobre el dictamen final. Curioso que Vallejo antes de viajar a Estados Unidos haya manifestado que su hijo fue “levantado”, pero nunca hubo denuncia alguna.
El secuestro del hijo de un señor que gobierna habla del riesgo latente para los ciudadanos comunes, y resulta más grave que si el muchacho en aras sociales se mezcla con asesinos, cosa que las autoridades no enfrentan porque la mitad de la alta sociedad michoacana participó en esos convivios.
El encarcelamiento de comuneros que bloquearon un entronque carretero, ejemplo de energía de la autoridad, no tiene parangón con los normalistas que retienen un centenar de vehículos que queman sin que Policía, Ejército o Marina tengan aguacates suficientes para imponer la ley.
Agreguemos cuotas por transitar la vía que une a Morelia con Pátzcuaro; los comuneros se quedarán en el bote y los delincuentes y futuros maestros seguirán obteniendo plazas automáticas como mentores, aumento a los gastos de viaje en giras de estudio a lugares como Playa Azul ––un auténtico paraíso—, Manzanillo o cualquier otro destino parecido. Oficialmente, ya estamos en paz…
Advertencias. En nuestra edición del lunes el director Guillermo Ortega publica dos textos que detallan lo que pasa en México. Una de ellas, la entrevista con el pastor perredista en el Senado, Miguel Barbosa, quien aseguró que no harán toma de tribunas ni otras “payasadas” y mostró el rostro de quien ya negoció el futuro de su partido.
Desde luego merece el beneficio de la duda quien se manifiesta en términos conciliadores, pero siempre encontramos el prietito en el arroz. Barbosa muestra el camino de las transacciones y su resultado: habrá reforma política para el Distrito Federal, para eso irán de la mano perredistas y priistas.
Respeto tribunicio, participación en debates sobre reforma energética y a cambio, nuevas reglas para el gobierno de la ciudad de México, por las que tanto han pugnado los amarillos. El caminito demostrado hasta la saciedad por el líder panista Gustavo Madero lleva a alcanzar fines partidarios sin que les importe el país.
El otro tema es su comentario bajo el título de “Peña Nieto, la paradoja del cambio sin cosecha”. La cabeza lo dice todo: Ortega Ruiz disecciona los pactos con participación plena de los partidos de oposición, a pesar de las divisiones internas que han registrado y, diríamos, agravado con el paso del tiempo las dos principales fuerzas políticas de oposición: PRD y PAN.
La voluntad de emprender con las fuerzas políticas del país los avances necesarios se ha traducido en progresiva resistencia de los hombres del poder económico que pretenden regresar a los términos fiscales de privilegio, mientras la izquierda da una feroz lucha por acomodarse en las futuras instituciones, sin importar el color de quien las encabece. No molesta el cambio de ideología, si la chamba reditúa.
Lo preocupante deriva de la posición de quienes con su enorme control económico pueden desestabilizar al país, como lo intentaron. Historia que recordarán los que vivieron el echeverriato, las conspiraciones de Chipinque en Monterrey y la acrítica participación de los que se dejaron llevar por cuentos sobre torpezas del mandatario.
En días pasados cayó en mis manos un texto de Sanjuana Martínez, ícono periodístico de las incontables izquierdas, exponiendo graves malestares físicos del presidente Enrique Peña Nieto, los que exige que sean informados porque se trata de asunto de interés nacional.
La escritora hace eco a las tonterías de Andrés Manuel López, que habló del estado de salud de Peña Nieto, al que pidió renunciar porque lo considera incapacitado para ejercer la función como mandatario.
Sanjuana habla del mal semblante del presidente y de distracciones y errores de dicción que en lo personal no registro, no me constan. La periodista señala un cáncer prostático que tendría al mandatario sujeto a un programa de quimioterapia.