La curiosidad, el motor de Cristina Pacheco

Pacheco periodista

Sigo trabajando, continúo activa y soy independiente”, afirma la escritora y periodista Cristina Pacheco (1941). Por esta razón, agrega, “llegar a los 80 años es una alegría enorme; seguir escribiendo es un regalo. Y quiero aprender más, estudiar. Es inagotable lo que uno se propone como contadora de historias”.

En entrevista con un Diario de circulación nacional, la también conductora de radio y televisión, quien mañana cumple ocho décadas de vida, señala que se siente feliz con lo que ha logrado hasta ahora, porque ha implicado mucho esfuerzo.

Los dos hechos más importantes en la vida son el nacimiento y la muerte. Uno no elige ninguna de las dos fechas; pero yo sí escogí lo que hice de un momento determinado al actual. No me traicioné y no me acobardé”, comenta.

Y reconoce que para lograr sus metas tuvo el “apoyo invaluable” del poeta y ensayista José Emilio Pacheco (1939-2014), su esposo desde 1961 y padre de sus dos hijas, Laura Emilia y Cecilia Pacheco.

Han sido siete años sin su presencia física; pero él siempre está en nuestra casa, en mis recuerdos, en mi vida, en todo lo que hago. Incluso, muchas veces lo que escribo es una especie de conversación con él”, confiesa.

Quien nació en San Felipe, Guanajuato, con el nombre de Cristina Romo Hernández, y después adoptó el apellido de su marido, dice que su principal plan es seguir adelante y nunca perder la curiosidad.

El día que la pierda dejo de escribir. Mi vida es experimentar esa avidez por saber cómo y quién. No pienso a tan larga distancia. Espero que mi tiempo se prolongue, pero de lo que estoy segura es que voy a hacer sólo lo que me gusta, lo que me da sentido, lo que me emociona”, indica.

A la cuentista y cronista le agrada que la consideren una tejedora de historias. “Una definición que agradezco, suena muy bonito. Sí me gusta contarlas. No pienso en el éxito que tendrá una historia, sino que disfruto el simple hecho de narrarla, de compartirla. Me encanta concentrarme en la serie de datos e informaciones que te mueven a escribirla completa”.

Famosa por su programa Aquí nos tocó vivir, que transmite Canal Once desde 1978, admite que fue la palabra escrita, los periódicos, los primeros territorios en los que Cristina Pacheco incursionó a partir de 1960.

Tuve la fortuna de encontrar el camino, que no era fácil, fue muy azaroso. Lo hice muy torpemente, te lo debo decir. Llegaba a los periódicos sin ningún proyecto concreto, sin ofrecer nada, sólo preguntaba ‘oiga, ¿me puede dar trabajo?’.

Recorrí varios y finalmente encontré dos donde me hicieron el favor de publicar mis artículos. No respondo por la calidad. Prefiero ni pensarlo, porque no tenía idea de nada. Fueron El Popular y Novedades”, recuerda.

La egresada de Lengua y Literatura Hispánicas por la UNAM destaca su amor por la palabra escrita. “Además, el hecho físico de escribir me gusta mucho. A veces, sin ningún motivo o bajo cualquier pretexto, me pongo a escribir; me fascina usar la pluma y jugar con las letras. Eso me divierte mucho”.

Indica que para escribir no necesita silencio. “El lugar donde trabajo está en la planta baja y da a la calle. Entonces, cuando no oigo la campana del basurero, escucho la motocicleta del repartidor o los gritos de los albañiles y los pregoneros, hasta los músicos que van y vienen por la colonia alegrándola.

A veces me cuesta trabajo concentrarme, pero es la vida la que pasa. No me podría aislar completamente, no sabría qué hacer. Eso se entreteje en mi trabajo. Me gusta escuchar. Todas las experiencias, directas o indirectas que tienes, se van entretejiendo con el trabajo del escritor”, expresa.

Quien empezó a publicar sus libros de cuentos en 1983, y los de literatura infantil en 2000, apunta que el género de la entrevista ocupa un lugar especial en su actividad. “La vida de las personas es fascinante. Donde menos se espera aparece una aventura, un esfuerzo enorme, una lucha permanente, que es conmovedora y aleccionadora”.

La autora de El eterno viajero(Océano), su libro más reciente, en el que reúne 47 relatos, adelanta que festejará su cumpleaños trabajando. “Seguramente voy a regalarme flores. Me entusiasma cuidar las plantas y cocinar. Estoy aprendiendo, porque estimula el trabajo literario, ya que en la cocina tienes que equilibrar, sopesar, olores y sabores. Estaré en mi casa, que para mí es mágica, no la cambiaría por nada”, concluye.

OBRA NARRATIVA

Además de los ocho títulos de literatura infantil, ha escrito:

-Para vivir aquí (1983)

-Sopita de fideo (1984)

-La última noche del tigre (1987)

-Amores y desamores (1996)

-Los trabajos perdidos (1998)

-Limpios de todo amor (2002)

-El oro del desierto (2005)

-Humo en tus ojos (2010)

-El eterno viajero (2017)