Antonio Barberena rescata música de la Independencia

Recuperan más de 50 piezas que avivaron el sueño libertario, en el 211 aniversario del Grito de Dolores

¿Qué música se tocaba y se bailaba mientras sucedía la Independencia de México? Ésa es la incógnita que llevó al acordeonista e investigador Antonio Barberena (Ciudad de México, 1962) a rescatar más de 50 piezas anónimas y de compositores poco conocidos en el álbum doble Alba Patria.

Lanzado por el sello discográfico Tempus Clásico, en el marco del 211 aniversario de la Independencia y del bicentenario de su consumación, este álbum doble incluye gavotas, contradanzas, boleros, boleras, minuetos, marchas, jarabes e himnos que avivaron los sueños de independencia. Además de que fueron la semilla de la música mexicana tradicional, con sus marchas y jarabes, alimentados de los ritmos africanos.

En entrevista, Antonio Barberena relata cómo es que se aventuró a construir este mosaico musical que dibuja parte de una época. “Lo primero fue hacer un marco histórico de 1790 hasta 1821. Ya teníamos el entorno histórico de lo que pasaba en México y en Europa, concretamente en España y Francia, en el marco de las guerras napoleónicas”, explica.

Para resolver la incógnita sobre lo que se tocaba y escuchaba en el México de la insurgencia, Barberena se apoyó en un trabajo realizado por la investigadora Maya Ramos Smith. “Ella publicó un libro monumental de casi de 800 páginas sobre la danza en México y, a partir de éste, pude identificar el tipo de música y de bailes que se ejecutaron en ese periodo”. Luego buscó las partituras, apoyado en los acervos digitales en las bibliotecas Hispánica, Gálica, la del Congreso de Estados Unidos, la Británica y en los manuscritos del siglo XIX de Mariana Vasques y de Guadalupe Mayner.

El resultado fue un relato histórico conformado por seis grandes pasajes: La corte virreinal, Contra viento y marea, El coliseo virreinal, ¡Marcharemos, hijos de la Patria!, Golpes suenan en la puerta y ¡Viva la América Septentrional!¿Quién escuchaba esta música?, se le pregunta a Antonio Barberena. “Yo creo que gran parte de la población novohispana escucharía más o menos lo mismo. Siento que no había tanta estratificación en cuanto a la música. Por supuesto, hay música de la corte, como en la primera parte del proyecto, pero ésta llegaba a toda la población a través del teatro, que es el tercer elemento que incluyo en el disco”. Gran parte de este repertorio, explica, se bailaba en los salones de la corte, de los ayuntamientos y en las casas señoriales, pero también se ejecutaban en el famoso Teatro Coliseo, inaugurado en diciembre de 1753 y arrasado por un incendio en 1931.

Barberena explica que en el primer disco está la música que se escuchaba antes de la guerra, mientras que el segundo incluye piezas que acompañan el estallido de la guerra.

¿Por qué incluyó El barbero de Sevilla y La Italiana en Argel en estos discos? “Porque fueron dos de las primeras óperas que se escucharon en los teatros mexicanos. Esta era la música se escuchaba en México y si era compuesta por novohispanos o europeos entonces no era tan importante, porque el concepto de nación o de país es muy posterior”.

“Pero lo que sí es netamente mexicano son los jarabes y la última parte de la música de José Antonio Gómez. Lo demás son músicas que se han encontrado tanto en archivos de México como de España que podemos ubicar (en las carteleras) de los periódicos”, explica.

El álbum contiene piezas de compositores como Mariano Soto Carrillo, Samuel Weber, Félix Máximo López, José Manuel Aldana, Luigi Boccherini, Peter Weldon, Matthias Holst, Manuel Antonio del Corral, José Antonio Gómez y otras más sin un autor identificado.