El 26 de marzo se conmemora el Día Mundial de la Prevención del Cáncer de Cuello Uterino, para sensibilizar sobre la importancia de la detección temprana y las medidas preventivas, como la vacunación y los exámenes regulares.

Cada 26 de marzo, el Día Mundial de la Prevención del Cáncer de Cuello Uterino resalta la importancia de la prevención y detección temprana de una de las principales causas de muerte entre mujeres a nivel mundial. Esta fecha tiene como objetivo concienciar sobre el cáncer cervicouterino, una enfermedad que, aunque prevenible, sigue cobrando vidas por falta de conocimiento y de acceso a medidas preventivas.
El cáncer de cuello uterino es causado en la gran mayoría de los casos por el Virus del Papiloma Humano (VPH), el cual se transmite a través de relaciones sexuales. En su etapa inicial, este tipo de cáncer no presenta síntomas, lo que lo hace aún más peligroso si no se detecta a tiempo. Sin embargo, con una detección temprana, las posibilidades de curación son altas, lo que hace que la concienciación y la acción preventiva sean esenciales.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) estableció una estrategia para eliminar el cáncer cervicouterino como un problema de salud pública para el año 2030. Para lograr este objetivo, los países deben trabajar en tres frentes: vacunación contra el VPH, detección temprana de lesiones precancerosas, y tratamiento adecuado para las mujeres diagnosticadas.
Uno de los pilares fundamentales en la prevención es la vacunación contra el VPH, que se recomienda para niñas y mujeres entre 9 y 26 años. La vacuna ha demostrado ser efectiva en la reducción de hasta un 70% de los casos de cáncer cervicouterino. Además, la realización periódica de pruebas de tamizaje como el Papanicolaou y la prueba molecular de VPH son clave para detectar lesiones precancerosas y evitar su evolución hacia cáncer invasivo.
El cáncer cervicouterino afecta a mujeres de todo el mundo, pero es especialmente prevalente entre aquellas con sistemas inmunitarios debilitados, como las personas viviendo con el VIH, lo que aumenta la urgencia de implementar estrategias de prevención y tratamiento adecuado. Además, existen factores de riesgo como el tabaquismo, las infecciones de transmisión sexual (ITS), y tener múltiples parejas sexuales, que aumentan las probabilidades de desarrollar esta enfermedad.
Entre los síntomas de alerta se incluyen sangrados irregulares, flujo vaginal anormal, dolor pélvico y molestias durante las relaciones sexuales, aunque estos solo se presentan en etapas más avanzadas de la enfermedad. Es fundamental que las mujeres acudan a los servicios de salud al detectar cualquier signo inusual.
El tratamiento varía dependiendo de la etapa de la enfermedad, e incluye opciones como cirugía, radioterapia y quimioterapia, junto con cuidados paliativos para aliviar el dolor y mejorar la calidad de vida.
Además de la vacunación y los estudios periódicos, la prevención también abarca prácticas de vida saludable, como mantener una alimentación balanceada, hacer ejercicio regularmente, y evitar el consumo de alcohol y tabaco.
Con cada vez más campañas de sensibilización y esfuerzos para garantizar el acceso universal a la vacunación y el tratamiento, el Día Mundial de la Prevención del Cáncer de Cuello Uterino invita a tomar acción de manera colectiva para reducir las cifras de mortalidad. La prevención es una herramienta poderosa, y cada mujer puede ser la guardiana de su propia salud.