Por: El Diablo Cojuelo

TIERRA– Este martes conmemoramos el Día Mundial de la Tierra bajo el lema “Nuestro Poder, Nuestro Planeta”, una consigna poderosa pero que en San Luis Potosí choca con la sequía más severa de los últimos años. El discurso mundial habla de energías limpias, mientras en nuestro estado se multiplican incendios provocados y la sobreexplotación del agua continúa impune. La ciudadanía aún no dimensiona el poder destructivo de quemas agrícolas, mientras el campo muere lentamente por falta de lluvia y acciones. Es urgente regular las actividades humanas que arrasan con los ecosistemas. Las autoridades deben dejar de simular estrategias ambientales y enfocarse en políticas sostenibles, mientras la sociedad debe entender que cada acto irresponsable —una quema, una tala, una descarga de aguas negras— tiene consecuencias irreversibles. La Tierra no puede esperar. La naturaleza ya está pasando la factura, y si no reaccionamos, esta conmemoración será solo un lamento verde con tintes de resignación.
FALTA– Una investigación sacude a la opinión pública en San Luis Potosí; una clínica clandestina fue detectada por realizar abortos ilegales y causar la muerte de una mujer de 22 años. Hasta ahora, la única persona vinculada es una asistente médica, pero falta que las autoridades detengan al verdadero responsable: el médico que cometió el delito. El tema es delicado, y aunque el aborto sigue siendo ilegal en gran parte del país, esto no puede ocultar la necesidad urgente de abrir un debate amplio, informado y sin prejuicios. Las mujeres, particularmente las más vulnerables, no deben ser empujadas a poner su vida en riesgo en lugares sin control ni garantías sanitarias. El Estado tiene que generar espacios de salud pública seguros, respetuosos y éticos para abordar estas decisiones difíciles. Mientras tanto, la justicia no debe quedarse a medias: es indispensable que se lleve a juicio a todos los responsables, sin excepción. Las mujeres potosinas merecen una atención médica digna y legal.
INSEGURIDAD– La violencia volvió a golpear a una madre en la capital potosina. Un hombre atacó con una piedra a una mujer que sostenía a su bebé en brazos dentro de una tienda de abarrotes en avenida Observatorio. Este acto cobarde, casi salvaje, ha encendido la indignación ciudadana. La pregunta no es si fue detenido, sino por qué una persona con este nivel de agresividad camina libre por las calles. Los colectivos y vecinos se han movilizado para exigir su localización y sanción, pero el patrón es el mismo: las autoridades llegan tarde o no llegan. ¿Cuántas mujeres más tienen que ser agredidas antes de que la prevención sea prioridad? Esta ciudad no puede normalizar los ataques sin sentido. Es urgente invertir en salud mental, justicia rápida y sistemas de vigilancia comunitaria. Dejar este crimen impune sería una burla a toda la sociedad. No basta indignarse: hay que actuar ya.
FALSIFICACIÓN-La suplantación de identidad digital es una amenaza que crece y ahora tocó al DIF capitalino. La presidenta del organismo, Bertha Estela Arriaga Márquez, denunció la clonación de su perfil de redes sociales. Aunque no se detallaron los métodos del intento de fraude, el llamado es clar;: no responder a solicitudes sospechosas. Lamentablemente, estos casos no son aislados. Incluso el alcalde Enrique Galindo ha sido víctima de perfiles falsos que buscan estafar a ciudadanos pidiendo dinero. La ciudadanía debe mantenerse alerta y denunciar cualquier intento de engaño. Pero también es momento de que las instituciones públicas inviertan en ciberseguridad y capacitación para prevenir este tipo de delitos. Una democracia digital debe construirse con confianza, no con miedo. Las redes sociales no pueden seguir siendo un campo abierto para los estafadores mientras las autoridades solo emiten comunicados. Necesitamos protección real, herramientas legales eficaces y una cultura de seguridad digital.
SALUD– La tosferina está matando a los más indefensos, bebés menores de un año. San Luis Potosí ya suma dos decesos, y tiene 12 casos confirmados y 89 probables, según datos de la Secretaría de Salud federal. ¿La causa principal? Falta de vacunación. La tragedia no es sólo médica, es política y social. En un país donde el sistema de salud público fue desmantelado en los últimos sexenios, las consecuencias ya son letales. La muerte de estos menores se pudo evitar con campañas efectivas, abasto suficiente de vacunas y atención oportuna. Urge que la Secretaría de Salud estatal tome cartas en el asunto, informe con claridad y actúe de inmediato. Las vacunas no son una opción: son un derecho y una responsabilidad colectiva. La infancia no puede ser la víctima de una administración indolente ni de una sociedad desinformada. La tosferina es prevenible, pero el descuido mata con crueldad.
PATOS– Hace unas semanas, patos fueron brutalmente asesinados en el Parque Tangamanga I, supuestamente atropellados por un automóvil que jamás fue localizado. Hoy, de nuevo se reportan ataques, pero esta vez la versión oficial apunta a coyotes que, en busca de alimento, habrían descendido hasta la zona urbana. ¿La culpa es del automóvil fantasma o de los coyotes hambrientos? Lo cierto es que algo está mal y nadie asume responsabilidad. El deterioro ambiental, la invasión de hábitats naturales y la falta de control en espacios públicos están rompiendo el equilibrio ecológico. Los parques no pueden ser tierra de nadie. Las autoridades deben ofrecer respuestas serias y actuar para proteger la fauna urbana y silvestre. A los ciudadanos nos toca exigir transparencia, vigilancia y responsabilidad. No se trata solo de patos: se trata de qué tipo de ciudad queremos habitar. La naturaleza nos está hablando. Ignorarla tendrá consecuencias más graves.
RECONOCIMIENTO– El gobernador Ricardo Gallardo reconoció públicamente a músicos especializados por su contribución al desarrollo cultural del estado. Un gesto simbólico pero importante en tiempos donde lo artístico suele ser ignorado por la política. Este tipo de reconocimientos debe ir acompañado de políticas públicas serias para fortalecer la educación artística, garantizar presupuesto para orquestas y agrupaciones locales, y dignificar a quienes dedican su vida a la música. La cultura no puede seguir siendo un apéndice decorativo: es parte esencial del tejido social. Celebrar a los músicos no es solo aplaudirles, sino dotarlos de condiciones dignas para crear, formar y sostener la vida cultural del estado. La ciudadanía, por su parte, debe valorar y consumir arte local, asistiendo a conciertos, apoyando espacios culturales y exigiendo que se invierta en cultura. Un estado que honra a sus artistas no solo crece en PIB, sino en humanidad y conciencia colectiva.