Plan México y el alineamiento estratégico con Estados Unidos

El 13 de enero pasado fue presentado el Plan México por la Presidenta de la República, Claudia Sheinbaum Pardo, como la “Estrategia de Desarrollo Económico Equitativo y Sustentable para la Prosperidad Compartida”, y como un “Primer Borrador” -entiéndase como un documento que se va a ir modificando de acuerdo a las circunstancias-; es decir, como un instrumento flexible. En esa ocasión, en la que se determinaron los ejes sustantivos del plan, Marcelo Ebrard Casaubon, Secretario de Economía, sostuvo que “El Plan México es nuestra hoja de ruta” o “guía de navegación” del Barco llamado México, y se determinó que una de sus Misiones es la del “Impulso a la integración del Continente”, lo que explica el manejo estratégico que se está llevando con el gobierno de Estados Unidos y con su Presidente Donald Trump. Al respecto, la lectura de la nueva revista “El Grand Continent (a disposición en español apenas desde 2022)es muy recomendable y tal vez hasta obligada para los interesados en entender lo que está ocurriendo en el acomodo de los intereses mundiales dado que se trata de un esfuerzo por contribuir a un debate estratégico, político e intelectual serio. Se trata de una publicación del Groupe d’études géopolitiques, un centro de investigación independiente con sede en la École normale supérieure de París, Francia, cuyo propósito manifiesto es enriquecer los cuestionamientos técnicos de la política contemporánea frente a una temporalidad fragmentada y un mundo cada vez menos comprensible; asimismo, pretende construir una herramienta eficaz para pensar todas las cuestiones políticas contemporáneas a la escala pertinente. En la edición de hace cuatro meses, en diciembre 2024, se publicó un artículo de Karim El Aynaoui y Hinh Dinh, del Policy Center for the New South, titulado “Desarrollar el nuevo Sur tras el Consenso de Washington” mismo que hoy recuperamos para destacar algunas advertencias y reflexiones, que, además de reveladoras, resultan trascendentes para explicar lo que está pasando en el mundo y para entender las decisiones estratégicas de alineamiento que está tomando el gobierno mexicano con respecto a la relación y búsqueda de integración con Estados Unidos y América del Norte

Señalan Karim El Aynaoui y Hinh Dinh que “en un mundo roto y aún dominado por la interdependencia económica, ya no hay modelo para las políticas de desarrollo”, que “para construir más allá de la lógica del sálvese quien pueda, hay que volver a lo básico” dado que, en una era de interconexión mundial sin precedentes, los países en desarrollo se enfrentan a un panorama económico cada vez más complejo y a menudo hostil. Destacan que este panorama está configurado por tres grupos principales de limitaciones políticas. En primer lugar, el aumento entre las grandes potencias de las tendencias proteccionistas ha hecho más difícil el entorno mundial, sobre todo porque las economías avanzadas recurren cada vez más a las políticas industriales para alcanzar objetivos económicos específicos, y la intensificación de las rivalidades geopolíticas conduce a la reestructuración de las cadenas de valor mundiales y a la reagrupación de los países en bloques económicos. En segundo lugar, en un momento en el que la demanda de servicios públicos alcanza cotas sin precedentes, el margen de maniobra de la política macroeconómica de los países en desarrollo se ha reducido considerablemente. Una serie de crisis —desde la crisis financiera mundial hasta el COVID-19, pasando por las crisis de los precios de los productos básicos— han agotado los recursos presupuestarios de los gobiernos. En tercer lugar, los rápidos avances tecnológicos son perturbadores y hacen que las reformas tradicionales de las políticas de crecimiento y transformación estructural queden obsoletas,lo que obliga a experimentar en ámbitos nuevos y desconocidos.

El cambio de paradigma, al parecer caracterizado por la definición de que “cada país va por su cuenta”, plantea riesgos significativos para la estabilidad económica mundial y para el desarrollo integrador. En esta circunstancia, anotar y entender algunos hechos que resultan determinantes: 1) El creciente proteccionismo se ha convertido en la tendencia dominante y que se ha intensificado desde la guerra comercial entre Estados Unidos y China en 2018; 2) Saber que este conflicto surgió de tensiones económicas ya añejas entre las dos potencias y que durante décadas, Estados Unidos ha criticado las prácticas comerciales de China, acusándola de robo de propiedad intelectual, transferencia forzada de tecnología y subsidios estatales que dan a las empresas chinas una ventaja injusta; 3) Considerar que China estima estas críticas como intentos de obstaculizar su ascenso económico y preservar el dominio estadounidense; 4) Saber que en 2018 Estados Unidos impuso aranceles sustanciales a las importaciones chinas, y China respondió de la misma manera; así como saber que en 2019, el arancel medio de Estados Unidos sobre los productos chinos había aumentado del 3,1% al 19,3%, mientras que los aranceles de China sobre los productos estadounidenses aumentaron del 8% al 21,1% es importante para dimensionar que la guerra comercial se ha ampliado a un conflicto económico y tecnológico más amplio, en el que ambos países tratan de desacoplar sus cadenas de suministro; 5) Entender que además de los aranceles, las economías avanzadas han recurrido cada vez más a otras políticas industriales para alcanzar objetivos económicos específicos y que este cambio representa un alejamiento significativo de la ortodoxia del libre mercado que estos países defendían anteriormente para el mundo en desarrollo (Ejemplo: En Estados Unidos, la Ley CHIPS y de Ciencia de 2022 destinó 52.700 millones de dólares a la investigación, el desarrollo, la fabricación y el desarrollo de la mano de obra en el sector de los semiconductores, con el objetivo de impulsar una industria estratégica y reducir la dependencia de proveedores extranjeros), por lo que estas estrategias hacen hincapié en una importante intervención estatal para reforzar las industrias clave y garantizar la autonomía estratégica; y, finalmente, 6) Comprender que tanto la reacción de Estados Unidos como de la Unión Europea –que también se ha tenido que defender del avance económico de la nación asiática- responden a la ambiciosa política industrial china reflejada en el plan «Made in China 2025» misma que fue lanzada por el Consejo de Estado de China el 19 de mayo de 2015 y cuyo objetivo es modernizar globalmente la industria china, haciéndola más eficiente e integrada para que pueda ocupar las partes más altas de las cadenas de producción mundiales, es fundamental para comprender mejor el terreno en el que estamos ubicados como país y lo que se está haciendo. Así, el alineamiento estratégico de México con Estados Unidos hay que entenderlo en un contexto en el que el panorama económico mundial está siendo remodelado por la intensificación de las rivalidades geopolíticas y donde el aumento del proteccionismo y la reorientación de las cadenas de valor mundiales presentan tanto oportunidades como desafíos. Como bien lo señalan Karim El Aynaoui y Hinh Dinh, los países políticamente alineados pueden atraer mayores inversiones y comercio a medida que las empresas tratan de diversificar sus cadenas de suministro. En síntesis, el Plan México y las estrategias en marcha impulsadas por el gobierno de la Presidenta Claudia Sheinbaum e implementadas por el Secretario de Economía, Marcelo Ebrard, tienen un sentido estratégico para el presente y el futuro de los mexicanos.

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