Suspensión de fondos pone en peligro programas vitales en la región, afectando a millones de personas.
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La decisión del presidente Donald Trump de suspender los fondos de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) y reducir drásticamente su personal ha generado preocupación en América Latina, donde millones de personas dependen de los programas de desarrollo y asistencia humanitaria financiados por la agencia. La medida, que afecta a 130 países, pone en riesgo la continuidad de proyectos esenciales para la región.
En 2024, USAID destinó 2 mil 300 millones de dólares a Latinoamérica, financiando programas clave en sectores como salud, educación, infraestructura, y asistencia a refugiados y desplazados. Lo que inicialmente se presentó como un recorte temporal de 90 días para reducir gastos, evaluar la efectividad de los programas y evitar el mal uso de los fondos, ha evolucionado en un proceso de desmantelamiento progresivo de la agencia.
Elon Musk, jefe del Departamento de Eficiencia Gubernamental de EE.UU., fue tajante al afirmar que “ha llegado el momento de que muera” la agencia, lo que refleja el enfoque radical de la administración Trump hacia la cooperación internacional. Aunque un juez federal bloqueó temporalmente la medida, Trump mantiene su plan de reducir el personal de USAID de 10 mil a solo 290 empleados esenciales y trasladar el control de la agencia al Departamento de Estado.
Este recorte afectará especialmente a Latinoamérica, donde la oficina de USAID se reducirá a solo ocho personas, lo que genera incertidumbre sobre la continuidad de los programas financiados. Los expertos advierten que la ausencia de la cooperación estadounidense será difícil de suplir. Elizabeth Dickinson, analista de Crisis Group, destaca que incluso sumando todas las contribuciones europeas en Colombia, estas no alcanzarían ni la mitad de la ayuda estadounidense.
El impacto del recorte de USAID es profundo, especialmente en áreas clave como la asistencia humanitaria, desarrollo sostenible y seguridad. Para muchos países de la región, la eliminación de la agencia representa un golpe significativo a los esfuerzos de reducción de pobreza y fortalecimiento de la democracia.