La presidenta de la unidad nacional

salomon rosas ramirez

El primer mensaje de la primera Presidenta Electa de México, Claudia Sheinbaum Pardo, estuvo cargado de simbolismos y de compromisos y podemos aseverar que fue un llamado a la Unidad Nacional. La Presidenta habló ante la opinión pública nacional e internacional, frente a la clase política mexicana y frente a su familia ahí presente, lo que le da una connotación íntima y superior, en el Teatro Metropolitan de la ciudad de México. Decimos que fue un mensaje lleno de simbolismos porque el evento se llevó a cabo en un lugar hermoso y emblemático como lo es el Teatro Metropolitan; ese recinto claramente influenciado por las tendencias del art decó que a principios del siglo XX se consolidó como la expresión artística y decorativa de vanguardia del momento. Tal parece que se escogió el Teatro Metropolitan porque está ubicado en el corazón del centro de la capital del país y como para que resonará fuerte y claro el discurso y los posicionamientos de la primera mujer, Claudia Sheinbaum, al mando de la nación.

Resulta simbólico también recordar que fue precisamente en la inauguración del Teatro Metropolitan, siendo cine en 1943, cuando se proyectó por primera vez en México la película Los Miserables, y que esa obra literaria de Víctor Hugo (1862) se convirtió en una pieza que sin duda ha marcado a la humanidad. Víctor Hugo llamó a sus personajes “miserables” porque en su época y en francés la palabra venía a designar a los pobres, a los muy pobres, a las víctimas de la injusticia social, a aquellos que inspiran piedad porque viven en la desdicha o en la miseria. En Los Miserables se destacan los valores que llevan a la persona al progreso humano y que nos muestra que el perdón, la justicia, la piedad y la bondad son valores que nos hacen cada día más personas, nos hacen distinguibles y nos encaminan hacia la felicidad. Bueno, pues fue en ese recinto tan peculiar y trascendente en el que Claudia Sheinbaum reafirmó la tesis y el compromiso fundamental de lo que será su gobierno al reiterar que “vamos a mantener los principios y las causas de nuestro movimiento. Vamos a seguir gobernando con el principio de por el bien de todos, primero los pobres. Con el principio de que no puede haber gobierno rico con pueblo pobre, y con el principio de que con el pueblo todo, y sin el pueblo nada”.

Fue el día jueves 15 de agosto pasado y fue en el párrafo 15 de su discurso en el que la Presidenta Electa de México expresó una frase que tiene un significado enorme. Dijo que “la política se hace con amor, no con odio” y en sus propias palabras precisó “dejo de representar a una parte de la sociedad y represento a partir de hoy a todas y todos los mexicanos” para más adelante asumir un compromiso señalando que “seguiremos construyendo igualdad y combatiendo cualquier forma de discriminación, en particular el clasismo, el racismo, y el machismo”. Estoy cierto que cualquier mexican@ de cualquier parte del país y de cualquier estrato socioeconómico compartimos estos objetivos y que coincidimos en que tod@s queremos el bien de la nación porque nosotros y nuestras familias somos parte de esta y porque junto con nuestra Presidenta coincidiremos también en que “México es grande, con una historia y un porvenir extraordinario, y con un pueblo maravilloso”, como lo expresó la Presidenta.

Otro posicionamiento contundente y simbólico que hizo la Presidenta fue el de trazar la ruta a seguir a través de La Transformación y la construcción de su segundo piso. Después de hacer un recuento pormenorizado del fracaso del modelo neoliberal de las últimas décadas, y de recordar que “ese modelo dejó más de la mitad de la población en la pobreza y desigualdades humillantes” y ratificó su convicción que es a través del humanismo mexicano y bajo sus principios con los que se seguirá gobernando porque con esa guía “se ha recuperado nuestro orgullo y nuestra dignidad como nación y como pueblo”. El humanismo mexicano como hoja de ruta del gobierno de Claudia Sheinbaum para fomentar la solidaridad, el compromiso social, ampliar las libertades y llevar justicia a la nación

Finalmente, y con toda seguridad uno de los temas más relevantes del mensaje de la Presidenta, fue el reiterar que es el tiempo de las mujeres. Después de recuperar las luchas de grandes mujeres y el pasado de opresión, discriminación y desigualdad que se ha vivido en México, declaró que con su llegada a la presidencia y “sin que nuestro sexo determine nuestro destino. Llegan ellas, todas ellas, que nos pensaron y nos piensan libres y felices. Y con todas ellas. A nuestro lado, aquí cerquita de nosotras, llegan también nuestros grandes anhelos, que no son solo para las mujeres. Las mujeres tenemos el anhelo de la justicia y la libertad para el pueblo de México. Llega nuestro amor a la patria, llega nuestro amor a nuestros hijos y a nuestras hijas, a la familia, llega nuestro anhelo de justicia para todas y para todos. Llega también la continuidad de la cuarta transformación de la vida pública de México”. Sin duda, un mensaje de ratificación de apoyo a las luchas y por las causas de las mujeres pero también de fortalecimiento de la familia, de la equidad de género y por la unidad nacional.

Tod@s debemos tener claro que la elección ya pasó y que tenemos una Presidenta avalada por un proceso democrático inédito y con un respaldo popular enorme. Al final de su mensaje en el Teatro Metropolitan la Presidenta Claudia Sheinbaum nos convocó a tod@s afirmando que “nos toca seguir unidos, seguir construyendo, porque nos debemos al pueblo de México”. Una nueva etapa de Unidad Nacional, sin odios, comienza en México.