Xenofobia y eficacia electoral de Donald Trump. Los latinos ya son gringos

Marcelo Ebrard, al referirse a Donald Trump en su libro El camino de México (pág. 203) lo describe como “el presidente más duro y menos diplomático de la historia reciente de Estados Unidos” y tiene razón. No nos equivoquemos, Donald Trump (DT), expresidente de Estados Unidos de América y actual candidato por del Partido Republicano a la presidencia del país primera potencia mundial, no está loco ni mucho menos; sabe perfectamente en dónde está parado y a dónde quiere llegar. Es un político y empresario sumamente pragmático que sabe cómo avanzar hacia la consecución de sus metas. El objetivo actual: Ganar la presidencia de los Estados Unidos de América en las elecciones de noviembre próximo. La estrategia: Polarizar a la sociedad y conquistar el voto latino e hispano a través de lograr que los migrantes legales (ciudadanos americanos y/o residentes legales ya) repudien a los inmigrantes ilegales y las políticas migratorias del presidente Joe Biden (JB), quien a su vez es el candidato del Partido Demócrata al cargo político de mayor relevancia en el mundo. Cualquier persona en su sano juicio pensaría que el discurso violento, de odio, racista, agresivo, antiinmigrante, antimexicano y xenofóbico le genera costos y le quita simpatías electorales en el voto latino y el voto hispano, pues es exactamente lo contrario y tanto lo sabe DT como lo sabe JB.

Eso explica por qué el sábado pasado en su gira en la ciudad de Dayton, Ohio, Donald Trump vuelve a embestir con su retórica antiinmigrante. Exactamente como lo hizo cuando fue candidato y ganó las elecciones de 2016 y cuando solía llamar “violadores y asesinos” a los indocumentados, DT repite y sube el tono de su discurso y ahora tachó de “criminales” a los inmigrantes y sin tapujos aseveró que “vienen directo de las cárceles, manicomios y asilos mentales”; con convicción y temeridad absoluta afirmó que “no sé si se les pueda llamar personas ya que, en mi opinión, en algunos casos no lo son. Pero no lo puedo decir porque la izquierda radical considera que es una afirmación terrible”. En aquella época, 2016, uno de los blancos favoritos, una y otra vez, eran los indocumentados y el famoso muro fronterizo que amenazó con construir en todo lo largo de los 3,180 kilómetros de la frontera con México. Recientemente señaló que los inmigrantes “estaban envenenando la sangre del país” en referencia y similitud con lo que el genocida Adolfo Hitler expresara como ideario en su libro Mi Lucha. Más allá de revisar si Trump se parece a Hitler, el punto central y el que no hay que perder de vista es cuando afirma que “nadie se ha visto más perjudicado por la invasión de inmigrantes de Joe Biden que nuestras grandes comunidades afroamericanas e hispanas” argumentando, sin pruebas, que la inmigración ilegal les está quitando el trabajo a esos segmentos poblacionales.

Revisemos un poco la historia para sustentar que la apuesta antiinmigrante en el discurso xenofóbico y violento de DT tiene el propósito de lograr la preferencia del voto latino e hispano en las elecciones de noviembre próximo. En las elecciones de 2016 se esperaba que la gran mayoría de los latinos votaran en contra de DT por las agresiones constantes y las amenazas; sin embargo, esto no ocurrió así y el apoyo a la candidata demócrata Hillary Clinton no fue significativo y aunque ganó el voto latino lo hizo muy por debajo de lo que había conseguido su antecesor Barack Obama en 2012, cuatro años antes. La encuesta del Pew Research Center publicó que Clinton obtuvo 66 % de los votantes latinos frente al 71 % de Obama, mientras que el 28% de los latinos votaron por Trump. Estudios realizados por CNN destacan que la población latina en EEUU, políticamente hablando, solían inclinarse por los demócratas, pero con el paso del tiempo esto ha cambiado y ahora la ventaja demócrata ha disminuido sensiblemente y se orienta más hacia los republicanos. Los latinos son cada vez menos demócratas y más republicanos. Las razones del cambio de preferencia, dice el profesor Justin Gest en su artículo “republican-latino-voters” es que se trata de un grupo muy diverso en lo económico, en lo cultural y en sus orígenes étnicos y nacionales y argumenta que “puede tener que ver menos con cómo ven los latinos a los partidos políticos en Estados Unidos y más con cómo las nuevas generaciones de latinos se ven a sí mismos”. Por su parte el politólogo de la Universidad de Cornell y Director de Encuestas de Univisión, Sergio García-Ríos, asevera que “la idea de unidad, la unidad latina, no todos los latinos la aceptan” y que “estamos empezando a ver muchos más latinos de última generación que están cada vez más lejos de la llegada de un inmigrante”.

Han pasado ya 12 años desde la elección presidencial de Barack Obama en la que obtuvo el porcentaje más alto de preferencia del voto latino desde 1996 visto por un candidato demócrata y ahora el Partido Republicano está avanzando sensiblemente en ese mercado electoral popularizando un discurso antiinmigrante expresado en la retórica discursiva de DT. Es importante señalar que para las elecciones intermedias de 2018 en EE. UU. la población electoral latina representaba el 12.8% de todos los votantes y que, por tanto, constituían ya una fuerza muy poderosa en la política de ese país; asimismo, tener claro que el 48% de los votantes registrados decían que el Partido Demócrata se preocupaba más por los latinos, mientras que el 32% afirmaba que no había diferencia entre los partidos y que el 14% reconocía esa preocupación mayor en el Partido Demócrata. En esa elección, se registró un récord del 40% de la población hispana se presentó a votar lo que significó un aumento del 50% comparado con 2014. Para 2020, aunque Donald Trump perdió las elecciones presidenciales, ganó terreno con los votantes latinos logrando el 32% del su voto y siendo que en 2016 había obtenido el 28%. En Texas, DT obtuvo el 41% del voto latino y los republicanos ganaron el estado; así como en Florida el republicano obtuvo el 46% del voto latino lo que permitió que se ganara con mayor facilidad el estado. En una encuesta para las elecciones del Congreso en 2022, realizada por The Wall Street Journal se encontró que los votantes latinos estaban divididos por igual entre los dos partidos y que había un 22% de indecisos.

En síntesis, muchísimos latinos allá ya son gringos, viven como gringos y piensan como gringos. Los mexicanos de segunda y tercera generación que viven allá y extrañan a su México, son cada vez menos. Rescatar el sentido de Patria y lograr que esa gran fuerza política y electoral que representan en Estados Unidos los mexicanos opere para favorecer los intereses de México y de nuestra nación, requiere de una estrategia inteligente, puntual, consistente.