Cuidar al órgano más grande dentro del cuerpo es importante. Se trata del hígado, que cumple diversas funciones vitales como ayudar a digerir los alimentos, almacenar energía y eliminar las toxinas.
Por eso, cuando este órgano está afectado por la enfermedad por hígado graso, también conocida como esteatosis hepática (EHNA), es importante consultar al médico hepatólogo.
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¿Qué es el hígado graso?
De acuerdo a Mayo Clinic, la EHNA es la forma más común de enfermedad hepática crónica y afecta aproximadamente a una cuarta parte de la población. Esta condición se caracteriza por una inflamación severa del hígado y puede derivar en una cicatrización avanzada, más conocida como cirrosis hepática.
Si bien se desconocen las causas del hígado graso, los especialistas detectaron que es más común en personas que tienen diabetes tipo 2 y prediabetes, obesidad, mediana o avanzada edad. Sumado a quienes padecen de colesterol alto o presión arterial alta, toman corticoides, tienen trastornos metabólicos o pierden peso de manera rápida.
¿Cuáles son los síntomas del hígado graso?
A pesar de que la mayoría de los casos son asintomáticos, es posible detectarlo por la presencia de intensos dolores de cabeza, por mala digestión y sensación de inflamación donde está ubicado el hígado. Este es un problema reversible y depende en su mayoría de una buena alimentación y de la reducción de grasas en la dieta.
¿Cuánto tiempo tarda en curarse el hígado graso?
La enfermedad del hígado graso se puede prevenir y también se puede curar si el paciente es diligente y se mantiene con buen peso, hace ejercicio y consume una dieta saludable por lo menos durante un año, según explican expertos de Mayo Clinic.
La dieta y un estilo de vida saludable de una persona que tiene esteatosis hepática no alcohólica es fundamental para evitar el progreso de la enfermedad, aplicando 6 claves:
- Bajar de peso. Es importante que las personas obesas o con sobrepeso disminuyan la cantidad de calorías que consumen por día e intentar aumentar la actividad física para bajar de peso gradualmente. Para lograr este objetivo, es esencial la consulta con un profesional de la salud.
- Elegir una dieta saludable. Llevar una dieta saludable con muchas frutas, verduras y cereales integrales es muy bueno para revertir los síntomas del hígado graso. Evitar o limitar la cantidad de determinados alimentos y bebidas, como el pan blanco, las carnes rojas y procesadas, los jugos y las bebidas con azúcar.
- Hacer ejercicio y mantenerse más activo. Procura hacer, al menos, 150 minutos de ejercicio por semana. Si se trata de bajar de peso, hacer más ejercicio puede ayudar.
- Gestionar la diabetes. Es importante hablar con el médico diabetólogo y tomar los medicamentos prescritos, al igual que vigilar los niveles de azúcar en la sangre.
- Bajar los niveles de colesterol y la presión arterial. Mejorar estos niveles, si están elevados, es esencial. Este factor es clave, al igual que tener una dieta saludable, hacer ejercicio y tomar los medicamentos indicados por un profesional.
- Proteger el hígado. Evitar alimentos y bebidas que podrían perjudicar la salud de tu hígado es primordial. Por ejemplo, no consumir bebidas alcohólicas o algunos suplementos herbales.
Según la Fundación Estadounidense del Hígado (American Liver Foundation), no existen tratamientos médicos –todavía– para la enfermedad del hígado graso no alcohólico. Eso significa que llevar una dieta saludable y hacer ejercicio regularmente son las mejores maneras de prevenir el inicio del daño hepático o revertir la enfermedad.
Cuáles son las 7 frutas que ayudan a combatir el hígado graso
Manzana: su consumo es beneficioso, tanto para prevenir como para ayudar a desinflamar el hígado afectado. En principio, incluir esta fruta en la dieta colabora en la reducción del peso corporal.
Limón: contiene un ácido llamado limonoato D-anillo-lactona o limonina. Este compuesto tiene un efecto protector del hígado, porque es resistente a la deposición de lípidos.
Pomelo: la actividad positiva del pomelo es debida a uno de sus principales compuestos, la naringenina (que también está presente en la naranja).
Kiwi: con un elevado aporte de vitamina C y fibra, el kiwi es otra de las frutas a introducir de manera habitual en una dieta para EHGNA.
Pera: aporta a la dieta una buena cantidad de fibra, es ligera y con una baja densidad energética. Es una fruta rica en agua y tiene un alto contenido de levulosa o fructosa, que es un azúcar que se encuentra en algunas frutas y vegetales.
Frambuesas: las frutas más recomendadas para el hígado graso son aquellas que contienen una buena cantidad de fibra.
Frutillas: mejoran la condición del hígado graso de un modo parecido a las frambuesas. Estas cuentan con una destacada variedad de ácidos orgánicos, polifenoles y vitamina C, según los NIH.