Cómo cambian los hábitos sexuales de las mujeres durante su vida

Hábitos sexuales de las mujeres y sus cambios en cada etapa

Para adentrarnos como tal en los hábitos sexuales de las mujeres, es conveniente hacer un breve repaso sobre la definición de la sexualidad y los factores que abarca. La Organización Mundial de la Salud (OMS) la define como:

Pubertad y adolescencia

La pubertad y la adolescencia representan una etapa bastante importante para la sexualidad de la mujer. A partir de los 10 años, los niveles de hormonas luteinizante y foliculoestimulante provocan un aumento en la producción de hormonas sexuales, lo que se ve reflejado tanto a nivel físico como a nivel emocional y mental.

Adultez temprana

En la adultez temprana —que comprende edades entre los 20 y los 40 años—, los hábitos sexuales de las mujeres atraviesan distintos cambios. Tras culminar la etapa de la adolescencia, la vida sexual empieza a ser más activa, ya que se toman decisiones independientes y disminuyen los límites paternos.

Asimismo, la producción de hormonas sexuales aumenta, lo que mantiene el deseo sexual a tope. Se conoce como una etapa de «esplendor sexual», pues la libido y el nivel de energía están en auge.

Reproductividad

La edad reproductiva de la mujer se inicia con la menstruación y acaba en la menopausia. Sin embargo, suele ser en la adultez cuando se decide concebir o no. Según los planes de vida y el deseo de cada una, el embarazo y la crianza de un hijo se puede percibir como una experiencia positiva o negativa.

Adultez intermedia

La adultez intermedia (entre los 40 y los 60 años) abarca la etapa de la perimenopausia y la menopausia. En este periodo se genera un declive en los niveles de las hormonas sexuales, sobre todo de estrógenos, que se manifiesta tanto en las conductas sexuales como a nivel físico, emocional y psicológico.

Adultez tardía

Los cambios físicos y psicológicos que se dan con el envejecimiento (a partir de los 60 años), al igual que la disminución marcada de hormonas sexuales, generan cambios evidentes en los hábitos sexuales de las mujeres. Los pensamientos y las fantasías sexuales disminuyen de manera notoria, tanto como la satisfacción sexual.

Una sexualidad plena es determinante para el bienestar de la mujer

Para toda persona, la sexualidad es tan importante como la nutrición o el ejercicio. Es un componente esencial para el bienestar integral. En el caso de la mujer, muchos factores condicionan que tenga o no plenitud en este aspecto.

De cualquier modo, hablar de este tema sin tabúes es clave para que la mujer pueda vivir su sexualidad de una manera saludable, sin prejuicios y con los recursos necesarios para afrontar los cambios que acarrea en cada etapa.