Egipto intenta ‘renovar’ una de las pirámides de Guiza… y le llueven críticas

Las autoridades egipcias buscaban alinear los bloques de granito en la base de la pirámide de Micerino, la más pequeña del famoso Necrópolis de Guiza

El ministerio de Antigüedades y Turismo egipcio anunció el sábado que había formado un comité de estudio tras una polémica por el proyecto de renovación de la pirámide de Micerino, en la meseta de Guiza.

El director de Antigüedades Egipcias, Mostafa Waziri, publicó hace una semana un video que mostraba a operarios alineando bloques de granito en la base de la pirámide, la de menor altura de las tres famosas pirámides de Guiza.

La base de la pirámide de Micerino estaba recubierta de granito cuando se construyó. Con el tiempo, perdió parte de su revestimiento.

El actual proyecto pretende restaurar esta capa de granito para devolver al monumento su aspecto original. Rápidamente, muchos egipcios, entre ellos expertos en el tema, alzaron la voz contra el proyecto.

Denunciaron un ataque contra el patrimonio y pidieron a la Unesco y a las universidades que se movilizaran.

En un intento de calmar la polémica, en un país donde el sector del turismo representa un 10% del Producto Interno Bruto, el ministerio anunció que un «comité científico de alto nivel presidido por Zahi Hawass», un mediático egiptólogo del país, iba a estudiar este proyecto de renovación «con expertos en ingeniería y en arqueología egipcios, estadunidenses, checos y alemanes».

«Se tomará una decisión para determinar si se lleva a cabo este proyecto» de renovación, afirmó el ministerio, que precisa que el comité deberá igualmente encargarse de los «procedimientos necesarios para una coordinación con la Unesco».

Sin embargo, a los pies de la pirámide de Micerino, periodistas constataron que ya se han producido obras durante la semana pasada.

La cuestión de la preservación del patrimonio en Egipto que alberga la pirámide de Keops, la única de las siete maravillas de la Antigüedad aún visible suele ser objeto de debates.

La reciente destrucción de zonas enteras del casco antiguo de El Cairo ha movilizado a una sociedad civil que tiene prácticamente prohibida la actividad política y que concentra ahora la mayor parte de su lucha contra el régimen en los ámbitos del urbanismo y del patrimonio.