Pedro Acosta: Sólo el piloto

Se suele decir que lo importante del camino no es llegar, sino el camino en sí. Pedro Acosta discrepa.
Por muy bien que se lo haya pasado coleccionando victorias en estos últimos años, cada paso dado por el murciano desde su más tierna adolescencia iba encaminado a verse situado en la parrilla de MotoGP junto a los mejores pilotos del mundo.

Eso será en marzo de 2024 en el Lusail International Circuit, cuando no habrán pasado ni tres años desde su aparición en el Mundial de Moto3, también en el trazado catarí.

Aquel día fue, a la vez, el principio de un apasionante viaje que duraría tres años y el final de otro que había comenzado mucho antes y que no había estado exento de vicisitudes.

En aquel pandémico 2020, mientras se dirigía al título de la Rookies Cup, se anunció su salto a Moto3 de la mano del MT-Foundation 77 -su equipo en el FIM CEV- en asociación con el PruestelGP.

Sin embargo, la alianza no fructificó y Acosta se vio en la calle. Hasta que alguien acudió en su rescate. Ese alguien era Aki Ajo.

No solo le tendió un contrato; sino que reestructuró sus equipos, haciendo saltar a Raúl Fernández a Moto2 para dejar un hueco libre en Moto3 para Pedro Acosta.

De alguna forma, esa decisión cambió la historia reciente del motociclismo, y resulta inevitable preguntarse cómo habría sido todo si el de Mazarrón hubiese saltado con un equipo más modesto como el MT-Foundation 77 PruestelGP.