Cómo prevenir las infecciones en hospitales, según nuevas recomendaciones de los CDC de E.U.

La sepsis es una respuesta del cuerpo a una infección que puede surgir de afecciones comunes como la influenza, neumonía, intoxicación alimentaria, entre otras.

Esta complicación puede ser mortal si no se detecta y trata a tiempo.

Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) han presentado recientemente nuevos estándares dirigidos a los hospitales con el objetivo de mejorar la detección y tratamiento de la sepsis, una afección alarmante que provoca alrededor de 1,7 millones de hospitalizaciones en EE.

UU. cada año.

Con la publicación de estas nuevas directrices por parte de los CDC, ve una luz de esperanza para prevenir futuras tragedias similares a la de su hijo.

Las pautas, detalladas en un documento de 35 páginas, buscan proporcionar a los hospitales una hoja de ruta clara para reunir a expertos de diversas áreas médicas y abordar la sepsis de manera más efectiva y temprana.

El doctor Raymund Dantes, asesor médico de los CDC, subrayó que estas directrices no solo buscan proporcionar recomendaciones clínicas, sino también fortalecer la infraestructura hospitalaria.

El objetivo es equipar adecuadamente al personal médico para enfrentar esta afección con la seriedad y rapidez que requiere.

La sepsis es una respuesta inmune extrema a una infección que puede desencadenar una serie de reacciones en el cuerpo, llevando a daño tisular, insuficiencia orgánica y, en los peores casos, la muerte.

Es una afección que, a pesar de su prevalencia, sigue siendo un desafío diagnóstico debido a síntomas que pueden confundirse fácilmente con otras enfermedades.

Una encuesta reciente ha arrojado datos preocupantes: aunque el 73% de los hospitales afirma tener equipos especializados en sepsis, solo el 55% cuenta con un líder específicamente asignado para administrar el programa.

Esta falta de coordinación y especialización puede ser fatal para los pacientes.

Las directrices de los CDC buscan abordar estas deficiencias, recomendando la inclusión de expertos de diversas áreas, desde la administración de antimicrobianos hasta el departamento de enfermedades infecciosas.

Además, se enfatiza la necesidad de protocolos específicos y bien ensayados para la sepsis, así como paneles en vivo para monitorear y mejorar la gestión de casos.

La sepsis, una complicación silenciosa y peligrosa
Según explican en Mayo Clinic la sepsis ocurre cuando el cuerpo libera sustancias químicas al torrente sanguíneo para combatir una infección, pero estas desencadenan una inflamación generalizada.

Esta respuesta puede llevar al fallo de múltiples órganos.

Aunque es más común con infecciones bacterianas, la sepsis puede ser causada por diveros microbios.

Los síntomas de alerta incluyen fiebre alta, deshidratación, taquicardia, respiración acelerada, letargo y confusión. Ante la presencia de estos signos, es crucial buscar atención médica inmediata.

El tratamiento de la sepsis comienza con un diagnóstico preciso, que se realiza a través de cultivos de sangre y otras pruebas. Luego, se administran líquidos intravenosos y antibióticos.

Mantener una hidratación adecuada es esencial en estos casos según los expertos.

El tratamiento temprano y agresivo aumenta la probabilidad de recuperación.

Las personas que tienen septicemia requieren un control minucioso y tratamiento en la unidad de cuidados intensivos de un hospital.

Las medidas para salvar vidas pueden ser necesarias para estabilizar la respiración y la función cardíaca.

Son varios los medicamentos que se usan para combatir la septicemia.

Antibióticos. El tratamiento con antibióticos comienza lo antes posible.

Los antibióticos de amplio espectro, que son eficaces contra una gran variedad de bacterias, suelen utilizarse en primer lugar.

Después de conocer los resultados de los análisis de sangre, el médico puede cambiar a un antibiótico diferente para combatir la bacteria específica que causa la infección.

Vasopresores.

Si la presión arterial sigue siendo demasiado baja incluso después de recibir líquidos por vía intravenosa, es posible que te administren un medicamento vasopresor.

Este medicamento contrae los vasos sanguíneos y ayuda a aumentar la presión arterial.

Cirugía.

Es posible que se requiera cirugía para eliminar fuentes de infección, como acumulaciones de pus (abscesos), tejidos infectados o muertos (gangrena).