En el sexo, ¿hablar o callar para aumentar la estimulación?

Los encuentros eróticos son espacios que tienen el potencial de ser tremendamente ricos a nivel estimular. Todos los sentidos pueden intervenir y contribuir a sumar sensaciones para aumentar esa riqueza. Habitualmente, los sentidos que más protagonismo han tenido en la sexualidad son el tacto y la vista. No obstante, otros sentidos que han estado más olvidados pueden dar mucho juego, siendo lo relacionado con el oído (escuchar a nuestra pareja y/o expresarnos sonoramente antes, durante o después de los encuentros) una interesante baza a explorar para aquellas personas que les pueda apetecer.
Cuando se piensa en la riqueza estimular que se puede sumar desde el sentido del oído generalmente nos vienen a la mente las verbalizaciones lingüísticas, pero también son maneras de ganar estimulación cualquier muestra de placer que se transmita a nivel sonoro: gemidos, sonidos guturales, carcajadas, suspiros o inhalaciones intensas de aire.
El hecho de entrar o no en códigos verbales o lingüísticos es una decisión muy personal que no tiene por qué ser binaria, es decir, no tiene por qué darse una respuesta únicamente en términos de sí o no a la pregunta de si te apetece probarlo. Hay numerosos registros con distintos focos y diferentes niveles de intensidad o voltaje erótico que pueden ayudar a ir viendo cómo nos encontramos al respecto.
Puede haber personas que disfruten enormemente de que su pareja les haga explícito que una determinada práctica le está gustando, pero no les resulte grato verbalizar fantasías. Del mismo modo que puede haber personas a las que les ayude a excitarse escuchar lo que su pareja “les va a hacer”, pero les desagrade que utilicen con ellas o ellos apelativos sexuales.
Como pasa con otros sentidos, más intensidad estimular no es igual a más placer, sino que es algo absolutamente mediado por los gustos idiosincrásicos de cada persona.
Hay personas que disfrutan enormemente de los códigos verbales explícitos durante los encuentros eróticos (aquellos que incluyen descripciones claras y concretas de prácticas, coloquialismos, incluso palabrotas). Y, al igual que cualquier otro factor que requiere ajuste y consentimiento en una relación con otra persona, es importante negociarlo para asegurarse que el otro o la otra también lo desea y lo va a disfrutar, para algunas personas este tipo de códigos puede resultarles ajeno.
El lenguaje, ya sea escrito u oral, puede contribuir a hacer trabajar la imaginación y eso puede aportar un interesante aliciente extra a la sexualidad que permita diversificar y tener sensación de novedad o exploración.
Está absolutamente estudiado que la voz es un elemento que podemos asociar a la percepción del atractivo. Seguramente, hayamos oído experiencias de personas que escucharon una voz que les cautivó, o nosotros mismos hayamos sentido atracción y sensaciones agradables al oír una voz con características concretas en alguna persona.