Juan Pablo «Pivi» Romero, el integrante del Ejército que busca ser campeón del mundo

Juan Pablo “Pivi” Romero completa una sesión más de duro entrenamiento en el gimnasio, como pasó en gran parte de su vida hasta ahora, pues la mira sigue fija y apunta a calzarse un cinturón absoluto.
Boxeador por convicción, y porque le resultó en un gusto desde esos amaneceres de un niño soñador, el capitalino comparte para Box MT sobre ese acercamiento a la disciplina.

“Me empecé a dedicar al boxeo porque desde chiquito lo veía en la televisión, uno de los deportes más populares en México; vi los Juegos Olímpicos, los de Sídney en el 2000, y desde ahí empezó este gusto por el boxeo. Empecé a boxear a los 13 años en el deportivo que estaba en mi alcaldía, en la Álvaro Obregón.

“En el centro deportivo primero fui por natación, iba por una actividad física, y saliendo de natación yo veía que estaban a lado boxeando, y la verdad es que a mí me llamó mucho la atención como le pegaban a los costales, y la primera vez que me subí al ring fue una emoción indescriptible, creo que desde ahí surge esta pasión y este deseo de ser campeón mundial”.

Pivi, como le dicen al olímpico mexicano, mostró hechura para el pugilismo y, de la mano de su padre, quien siempre ha estado detrás de él, comenzó su camino más en forma en esta actividad.

Incluso, y después de que su formación aumentó ese rigor, y siendo elegible como representante de la CDMX y de México, completó las mejores competencias a nivel amateur, culminando con la cita más importante para un atleta de alto rendimiento.

Destacado en esa etapa como peleador amateur, pudo validar la máxima de cualquiera en su nicho, que es llegar a la cita por excelencia del deporte a nivel mundial.

Enlistado en la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), Romero recibe la opción por ser un boxeador destacado para el país, dependencia con la que trabajará de lleno, luego de que decida colgar los guantes y arrumbar las botas y los calzoncillos.

Tras la justa brasileña, de la que debió regresar muy rápido y sin alguna presea, decide dar el brinco al profesionalismo, y refuerza esos deseos campeoniles para ser parte de esa lista de monarcas aztecas que han enarbolado al pugilismo.

“Es un deporte desgraciadamente muy corto, decido dar el salto como profesional, porque ya había acariciado las glorias olímpicas, todo lo necesario en el amateur, y quise ingresar al deporte profesional, porque México se ha destacado en este deporte, y creo que un deportista en boxeo, no es boxeador si no pelea profesionalmente.

“Nuestro objetivo es el mismo, ser nuevamente campeones mundiales, seguir nuestro paso, entrenar duro y representar dignamente y con orgullo a México”.