Secretaría de Salud recomienda poner fin al horario de verano

La Secretaría de Salud indicó que el cambio de horario fue una medida política, por lo cual es posible revertirla.

La Secretaría de Salud recomendó eliminar el horario de verano y establecer durante todo el año el horario de invierno, a través del cual, se mejora el rendimiento intelectual y se disminuyen enfermedades del corazón, obesidad, insomnio y depresión.

Añadió que la elección del horario de verano es política y, por lo tanto, se puede cambiar.

“La desincronización con el ambiente altera nuestro orden temporal interno causando problemas físicos y mentales. Y dichos problemas se presentan más a menudo en los días posteriores al cambio de horario, por ejemplo, los adultos necesitan de 3 a 7 días para adaptarse al cambio de hora y la población infantil requiere más tiempo”, indicó.

Impacto negativo a la salud por horario de verano

Al presentar los resultados de un estudio sobre las afectaciones de la salud a consecuencia del cambio de horario, la dependencia indicó que algunos estudios sugieren una asociación entre el horario de verano y el aumento de la ocurrencia de infarto cardíaco, especialmente en la primera semana después de ser implementado.

“Así, varias Sociedades Internacionales del Sueño aconsejan un horario sin cambios y recomiendan mantener el horario de invierno de forma permanente, en especial para los niños y las personas de edad avanzada, pues el horario de invierno promueve un ritmo biológico más estable que el de verano, mejorando el rendimiento intelectual, y ayudando a disminuir enfermedades del corazón, obesidad, insomnio y depresión”.

Además, también se relacionó la alteración del reloj biológico con diversos trastornos biológicos, psicoemocionales y sociales.

“Por mencionar algunos ejemplos, a nivel del sistema nervioso se puede presentar somnolencia, irritabilidad, dificultad en la atención, la concentración y la memoria.

“Los cambios en el sistema digestivo comprenden el aumento de secreción del jugo gástrico, la disminución diurna y el aumento nocturno del apetito.