La mujer también tiene fantasías sexuales y no son las que crees

Las fantasías sexuales no sólo son cosa de hombres.

Las mujeres también tienen las suyas, aunque no siempre lo expresen verbalmente.

En una pareja, conocer cuáles son las fantasías del otro puede ayudar a mejorar mucho la relación sexual entre ambos y potenciar el deseo sexual.

“Hasta ahora, la sociedad imponía que la mujer viviera por y para los demás y nadie lo cuestionaba, sino que era algo que se daba por hecho, la entrega era constante y perenne, sin importar nada”, explica Cecilia Joyce, portavoz de Joyclub y socióloga y sexóloga.

Tríos y lugares extraños

Algunas de las fantasías más frecuentes en las mujeres giran en torno a practicar sexo en lugares eróticos o prohibidos (ascensores, portales, playas, coches…).

Este tipo de fantasías sexuales hacen que aumente la adrenalina durante el acto sexual y que la excitación sea aún mayor entre la pareja.

Otra fantasía habitual entre las mujeres es cierta sumisión o dominación. Es una fantasía que también tienen muchos hombres.

A muchos de ellos también les atrae y les excita que la mujer sea la encargada de llevar las riendas y que sean ellas quiénes manden durante el acto sexual.

Cómo cumplir las fantasías

Para hacer realidad las fantasías sexuales de la mujer es indispensable conocerlas y para eso la comunicación entre la pareja es la clave.

“Independientemente del género, es importante hacer saber a la otra persona con qué disfrutamos y con qué no.
También hay que interesarse sobre lo que la persona que tenemos delante desea, qué es lo que le excita y qué le apetece probar o experimenta”.

Nada de centrarse sólo en el coito

Durante demasiado tiempo los encuentros heterosexuales han estado enfocados en el coito.

“Muchas mujeres no llegan al orgasmo solo mediante la penetración, (a diferencia de la mayoría de los hombres) sino gracias a la estimulación del clítoris”, recuerda Joyce.

“Si eso no se tiene en cuenta durante las relaciones sexuales, hay mucha más probabilidad de que llegue al orgasmo el hombre y la mujer se quede a medias, algo que no debería ocurrir”.