Errores de disciplina comunes que resultan muy tóxicos para los niños

Tus hijos necesitan límites, pero deben partir del amor, el respeto y la firmeza.

El autoritarismo y la disciplina basada en el castigo. Solo genera miedo en el niño, obedece porque tiene miedo.

La palabra disciplina etimológicamente proviene del latín ‘discipulus’ y significa imponer un orden necesario para poder llevar a cabo un aprendizaje.

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En la crianza y en la educación de los hijos la disciplina es no solo necesaria, sino imprescindible.

Los padres y madres deben esforzarse en aplicarla de la mejor forma para que los hijos crezcan con una sana y fuerte autoestima.

Por ello, no podemos perder de vista algunos errores de disciplina que pueden llegar a resultar muy tóxicos para los niños.

Los niños necesitan límites y disciplina para ser felices

El ejercicio de la disciplina facilita que el niño se convierta en discípulo, es decir, que sea capaz de aprender. Para ello necesita saber cuáles son los límites, las normas de su entorno, lo que está bien y lo que está mal, que sus actos tienen consecuencias y cuáles son en cada caso.

Esto le permite entender su entorno como algo aprehensible, algo que puede comprender, que es razonablemente estable y que puede controlar. Todo esto es lo MÁS importante para que el niño construya una autoestima sana y fuerte.

El problema es que en ocasiones la palabra disciplina erróneamente está asociada solo a autoritarismo y castigo, y esto supone tan solo una forma de llevarla a cabo que sin duda no es la mejor.

A finales del siglo XX algunos psicólogos como Jane Nelsen acuñaron el término disciplina positiva y propusieron un modelo educativo basado en sus principios.

Algunos errores de disciplina comunes que dañan a tus hijos

Hay tres conductas muy frecuentes a las que los padres y madres deben prestar mucha atención para eliminarlas de su forma de ejercer la disciplina en el día a día. Estas son:

  • Etiquetar
    Es cuando ante una conducta que queremos corregir, nos referimos al niño con una definición global y permanente de su persona. Poner etiquetas a los niños es decir cosas como: ‘Eres malo’, ‘Eres un vago’, ‘Eres insoportable’.
    No calificamos la conducta, calificamos al niño en su conjunto. Señalar lo que el niño tiene que mejorar es necesario pero, en buena aplicación de la disciplina, debemos poner atención en hablar siempre y solo de la conducta, no del niño en su esencia. Diferenciar esto es muy importante para la construcción de una buena autoestima.
  • Amenazar
    En ocasiones cuando estamos enfadados perdemos el control sobre lo que decimos y podemos caer en formular amenazas a los niños. Es una forma de violencia a veces sutil pero siempre muy potente y con efectos devastadores en la autoestima de los niños. Provoca miedo, en los casos más graves verdadero terror, y les hace percibir su entorno más próximo como hostil, donde algo malo puede pasar.
  • Comparar
    Intentando corregir una conducta y buscando tener impacto en el menor para que cambie eso que queremos, le comparamos con un hermano, amigo… incluso con nosotros mismos (padre o madre).