En algunos casos de hibristofilia extrema y activa las mujeres pueden llegar a ser cómplices de los crímenes de sus amantes.
Para la mayoría de la sociedad son monstruos pero algunas mujeres ven a los violentos criminales como machos viriles y atractivos, hombres que pueden transformar y redimir a través de su amor, o niños indefensos que deben proteger.
Ejemplos de estos novios inusuales son el octogenario estadounidense Charles Manson, que fue condenado a cadena perpetua por haberle ordenado a los seguidores de su culto el asesinato de 9 personas hace casi medio siglo.
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El noruego Anders Behring Breivik, que cumple una sentencia de 21 años por el asesinato de 77 jóvenes en 2011 y Josef Fritzl, de Austria, encerrado de por vida desde 2008 por el encierro y violación de su propia hija durante 25 años.
Durante su estancia en prisión estos y otros notorios criminales han recibido cartas de amor y hasta propuestas de matrimonio de mujeres, algunas de las cuales de verdad los admiran o los desean.
¿Qué es lo que las lleva a buscar su atención? No hay una única respuesta para explicar este fenómeno tan extraño como minoritario, pero la psicología sí tiene un nombre para definirlo: hibristofilia, la atracción sexual por las personas que “cometieron una atrocidad o un crimen, como una violación, un asesinato o un robo armado”.
Fue el prominente psicólogo y sexólogo John Money quien acuñó el término por primera vez en los años 50. Con él describía un fenómeno que para él era patológico y que afectaba sobre todo a las mujeres heterosexuales.
¿Por qué buscar un novio criminal?
Como todas las parafilias, la hibristofilia define una forma de obtención del placer sexual que se desvía de lo considerado estándar.
No existen muchos estudios científicos sobre la hibristofilia ni datos sobre cuánta gente tiene tendencias hibristófilas, ya que no es una enfermedad sino una preferencia sexual que se puede manifestar en distintos grados de intensidad.
Corey Vitello, escribió en un capítullo del libro Sex Crimes and Paraphilia (Crímenes por sexo y parafilia) que al contrario que otros comportamientos parafílicos, la hibristofilia es más común entre las mujeres.
Pero las razones para explicar la motivación detrás de esta inusual atracción sexual son variadas y no exentas de especulación.
¿De dónde viene esa atracción?
Según el doctor Mark Griffiths, profesor de Psicología de la Universidad de Nottingham Trent de Reino Unido, se necesitan más estudios empíricos para entender la hibristofilia, ya que gran parte de lo que se conoce sobre este comportamiento está basado en “evidencias anecdóticas de entrevistas y libros populistas”.
La psicóloga forense Katherine Ramsland, autora de varios libros sobre asesinos en serie, entrevistó a mujeres que se habían casado con este tipo de criminales e identificó tres motivaciones principales detrás de su atracción.
La mayoría, según Ramsland, creía que con su amor podrían transformar a estos hombres malos y redimirlos.
“Les atrae la idea de que ellas los puedan salvar, que puedan sacarlos del mundo en el que están y volverlos buenos”, le dijo a BBC Mundo Blanca Torres Cazallas, psicóloga, sexóloga y antropóloga.
“Combinan la atracción de verlos con tanta brutalidad y con tanta fuerza con el afán de conseguir que el hombre cambie.
Así se quedan con un hombre que tiene todas esas capacidades (de violencia) pero que va a dejar de ejercerlas gracias a ellas, que son sus redentoras”, explica.
Torres Cazallas no ha tratado nunca a una mujer con un caso extremo de hibristofilia, como denotaría enamorarse de un asesino, pero sí a muchas mujeres, la mayoría jóvenes, enamoradas de “chicos malos” o hombres que les hacen daño, con un pasado de crímenes como maltrato o tráfico de drogas.
Otras mujeres hibristófilas, según Ramsland se acercan a los criminales movidas por un factor casi maternal: sienten compasión, pena o incluso ternura por el hombre encarcelado a pesar de la atrocidad cometida y tienen una tendencia a proteger al niño que alguna vez fueron.
Un tercer grupo de mujeres, el más pequeño, según Ramsland, quiere compartir parte de la fama y la atención mediática de sus notorios amantes criminales, algunas con la esperanza de llegar a firmar un contrato para una película o un libro.
Perfil de las mujeres hibristófilas
Hay mujeres que se enamoran de los criminales solo con ver sus fotos o leer sobre lo que hicieron en la prensa.
Primero empiezan a escribirles y algunas pasan a llamarlos, visitarlos e incluso llegan a involucrarse en su defensa o ayudarles económicamente.
En otras ocasiones apenas hay contacto físico alguno: la relación es más bien de una fantasía romántica.
En casos poco frecuentes de hibristofilia extrema y activa las mujeres pueden llegar a ser cómplices de los crímenes de sus amantes.
Por eso a veces se denomina coloquialmente a esta parafilia como el síndrome de “Bonnie & Clyde”, en referencia a la famosa pareja de criminales fugitivos que captaron la atención de la prensa estadounidense en los años 30 e inspiraron después películas y series de televisión.