
El FC Barcelona transformó la rabia europea en una fiesta doméstica inolvidable. En un Clásico desbordado de emociones, goles y polémica, el equipo de Hansi Flick se impuso 4-3 al Real Madrid en Montjuïc, remontando una desventaja de dos goles, firmando su cuarto triunfo consecutivo ante el eterno rival y dejando virtualmente sellado el título de LaLiga con siete puntos de ventaja a falta de tres jornadas.
Fue una montaña rusa. Mbappé, con un ‘hat-trick’ estruendoso, encendió la alarma en el Olímpico con un penalti provocado por Szczesny al 5’ y un segundo gol tras asistencia de Vinicius al 14’. El Madrid mandaba con una pegada letal, pero sin control alguno del partido. Y eso ante este Barça es jugar con fuego.
Lo que vino después fue una avalancha azulgrana. En apenas 26 minutos, los de Flick firmaron una remontada brutal: Eric Garcia cabeceó el 1-2 al 19’, Lamine Yamal puso el empate con una rosca preciosa al 27’, Raphinha hizo el 3-2 al 34’ tras una jugada colectiva que rompió al Madrid, y el propio brasileño repitió al 45’ tras error de Lucas Vázquez. Cuatro goles que desnudaron por completo a la zaga blanca y encendieron Montjuïc.
En la segunda mitad, el Madrid mejoró con los ingresos de Modric y Brahim, y encontró el 4-3 con otro tanto de Mbappé tras error en la salida del Barça. Pero ni las manos no sancionadas de Tchouaméni ni las oportunidades de Víctor Muñoz y el propio Kylian evitaron que los blancos se marcharan con otra derrota más frente a un Barcelona que fue dinamita en ataque, frágil en defensa, pero siempre fiel a su estilo: valiente, vertical y emocional.
Así, el FC Barcelona borró por un momento la sombra de su eliminación ante el Inter en Champions, y dejó un mensaje claro: este equipo va en serio. Aunque las heridas europeas aún escuecen, la hegemonía en España se tiñe, al menos por ahora, de azulgrana.