La comunidad de Mixquic, en Tláhuac, se vuelca en una celebración tradicional que combina historia, color y respeto por los seres queridos, captando la atención de turistas nacionales e internacionales.
San Andrés Mixquic, ubicado en la alcaldía de Tláhuac, en la Ciudad de México, se ha consolidado como un epicentro de la tradición del Día de Muertos, atrayendo a miles de visitantes de distintas partes del mundo. Este sábado, la festividad alcanzó su punto álgido, demostrando que, pese a la afluencia masiva, la comunidad logra preservar sus costumbres ancestrales.
El pueblo es conocido por la meticulosa decoración de sus panteones y altares, que incluyen flores como la nube, el alhelí y la cempasúchil. Familias como la de Abel Xochihua abren sus casas para mostrar sus altares familiares, un gesto que se ha mantenido por generaciones.
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La celebración también cuenta con la participación de niños conocidos como “campaneros”, quienes recorren los altares y se mezclan con el público que llega desde lugares tan lejanos como Europa y América. Visitantes como Karen, de Canadá, comparan la profundidad espiritual de esta festividad con el materialismo de Halloween.
El 2024, Mixquic ha destacado por albergar la ofrenda más grande de México, un altar de 800.000 metros cuadrados. Los visitantes pueden disfrutar de altares llenos de luces y decoración, con la esperanza de que las almas de los difuntos encuentren su camino de regreso a casa.