No hay nada más importante para el presente y el futuro de México y de los mexicanos en estos momentos que la revisión y la continuidad del Tratado Comercial México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC). Su revisión, no renegociación, ya está en marcha y la coyuntura de la emergencia -de emerger no de urgencia- de la virtual candidatura de Kamala Harris, Vicepresidenta de los Estados Unidos de Norteamérica, como sustituta de Joe Biden en la carrera presidencial de su país ha venido a reconfigurar el entorno político que dará cauce a un nuevo contexto en las pláticas y acuerdos del T-MEC; se entendería que, si bien es cierto Kamala Harris no es Joe Biden, siendo aquella la sustituta de aquel en el Partido Demócrata y ella la que enfrentará a Donald Trump del Partido Republicano, entonces Kamala es muy probable que siga la línea política que hasta ahora ha seguido Biden tanto en campaña como -de llegar a ganar en noviembre- en el gobierno. Por eso es oportuno recordar lo que nuestro también próximo Secretario de Economía de México y ex Secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard Casaubon, asentó en su libro “El Camino de México” y en el que nos dice que “coexistir con Estados Unidos es una situación complicada porque hay demasiados intereses que cuidar y que coinciden al mismo tiempo. El modelo de gestión de Trump era concentrarse en los temas que a él le importaban el modelo Biden, en cambio, tiene un esquema más formal, de gabinete, pero en ambos casos hay 42 agencias que intervienen por parte de Estados Unidos en diferentes temas que deben coordinarse con 30 agencias en México que llevan cuestiones similares” (pág. 241).
A pesar de que a nadie le queda duda de que el T-MEC ha sido benéfico para los tres países involucrados y que la revisión formal en 2026 puede y debe ser una gran oportunidad de catapultar sus fortalezas consolidando a América del Norte como un gran bloque competitivo en el concierto mundial, logrando una integración regional colaborativa inteligente y articulada, es preciso señalar que, en ningún caso, ni con Trump ni con Kamala, la revisión del T-MEC será sencilla. Sin embargo, con él o con ella, el tamiz político si será diferente y eso es muy relevante porque sea con quien sea que gane en EEUU el sexenio de la Doctora Claudia Sheinbaum transitará de 2025 al 2029, año en el que volverá a haber elecciones presidenciales en el país vecino del norte. Entonces poner atención prioritaria a lo que sucede en la contienda política den nuestro vecino del norte resulta necesario, inevitable, indiscutible y es vital para el cuidado de los intereses de nuestra Nación.
¡SIGUE NUESTRO MINUTO A MINUTO! Y ENTÉRATE DE LAS NOTICIAS MÁS RELEVANTES DEL DÍA
Kamala Harris arranca esta etapa con un 50-50 de preferencias electorales contra DT y está en posibilidad real de ganar la elección de noviembre. Al tomar la estafeta de Joe Biden se ha posicionado como una política que tiene un mensaje claro y ha logrado despertar simpatías y, lo más importante, la esperanza de muchos estadounidenses al grado tal que 30 mil personas de inmediato manifestaron su deseo de participar como voluntarios para apoyarla, dijo la exdirectora del Centro de Investigaciones sobre América del Norte (CISAN) de la UNAM, Paz Consuelo Márquez-Padilla García.
La pregunta es, en el escenario en el que Kamala Harris gane la contienda presidencial y se convierta en la primera presidenta de Estados Unidos de América qué pudiéramos esperar nosotros como México. Bueno pues se estima que en el tema del narcotráfico (mientras DT habla de una intervención militar, el uso de armamento y la destrucción de los narcos de México) “Kamala Harris tomaría la posición de que se trata de un problema compartido, donde los tópicos de armas y el tráfico de drogas van unidos”, sostiene la exdirectora del CISAN. Asimismo, observa que en caso de ganar la candidata demócrata podrían registrarse más puntualización e interés de KH en temas como los sindicatos y el medio ambiente. Márquez-Padilla García, estima que “no podemos pensar que se solucionará el problema migratorio; los demócratas pretenden que sea ordenada, no caravanas de gente que cruza la frontera. Ella (KH) tendrá una posición fuerte, pero sin perder de vista los derechos humanos de los migrantes, y sin separar a las familias como lo hizo el expresidente Donald Trump”.
El T-MEC y su revisión sí es fundamental para la economía en general, para la generación de empleos, la calidad de los mismo y los salarios que por ellos reciben los trabajadores de México y de EEUU. Tan solo anotar que durante el primer trimestre de 2024 la inversión extranjera directa (IED) fue de 20 mil 313 millones de dólares, monto 9 por ciento superior al reportado para el mismo periodo de 2023 (18 mil 636 mdd), registrando un nuevo máximo histórico; señalar que México es el segundo socio comercial de Estados Unidos y el primer destino de las exportaciones de California, Arizona y Texas, y el segundo mercado para otros 20 estados de la Unión Americana; destacar que aproximadamente 6 millones de empleos en EEUU dependen del comercio con nuestro país y que cada minuto se comercia cerca de un millón de dólares; tener claro que EEUU es el primer proveedor de México con una participación del 49.9% y que nuestro país ocupa el tercer lugar en el comercio total de EEUU (12.9%, segundo como destino de sus exportaciones (14%) y tercero como proveedor de bienes importados (12.2%), y; finalmente pero muy importante, ponderar el reporte del 2 de mayo pasado del Banco de México que puntualiza que “el flujo acumulado de los ingresos por remesas en los últimos doce meses (abril 2023 – marzo 2024) resultó de 63,453 millones de dólares”.
Así de importante es nuestra relación comercial con EEUU y así de trascendente lo que significa el T-MEC. En su revisión debemos tener muy presente lo que Marcelo Ebrard nos hace ver cuando afirma que “pocas veces somos conscientes de que cada vez somos más importantes para Estados Unidos, caso contrario, no se hubiera ratificado un nuevo tratado de libre comercio con nosotros. Lo cierto es que tenemos una economía integral entre ambos países, una comunidad mexicanoestadounidense cada vez más poderosa y una vinculación cultural muy estrecha” (Idem. pág. 242). Con la línea política trazada por la presidenta de México, Dra. Claudia Sheinbaum Pardo, de ir a una revisión del T-MEC con EEUU y Canadá como iguales y entre iguales y, con la experiencia y capacidades de Marcelo Ebrard comandando la estrategia de revisión salvaguardando los intereses y la soberanía nacionales, ya sea con Kamala Harris o con Donald Trump en el gobierno del vecino del norte esperemos buenos resultados.