Usarlo para cocinar o como suplemento puede conducir a mejoras en los niveles de azúcar y colesterol en la sangre
El ajo, conocido por sus usos medicinales a lo largo de miles de años, ha demostrado tener beneficios en la salud cardiovascular, según un reciente metanálisis de casi 30 estudios publicado en la revista Nutrients. Esta investigación indica que el consumo diario de ajo o suplementos de ajo puede conducir a mejoras en los niveles de azúcar y colesterol en la sangre.
La investigación fue llevada a cabo por un equipo de la Universidad del Sureste ha hecho una revisión sistemática y metanálisis que indagaron e los efectos del ajo en los niveles de glucosa y lípidos en la sangre.
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El metanálisis incluyó resultados de 29 estudios con un total de más de 1500 participantes. Los investigadores se centraron en ensayos controlados aleatorios que compararon el ajo con placebos. Alyssa Kwan, dietista registrada en Stanford Health Care, destacó que este diseño de investigación es considerado el estándar de oro, lo que refuerza la alta calidad del estudio.
Matthew Badgett, médico de salud integral en la Clínica Cleveland, explicó que el ajo muestra una reducción en los niveles de A1C, un análisis de sangre que mide el nivel promedio de azúcar en sangre en los últimos dos o tres meses, y en el colesterol LDL, conocido como colesterol “malo”. “La reducción promedio del colesterol LDL fue de 8,2 puntos”, afirmó Badgett.
La historia del uso del ajo se remonta a la medicina tradicional de antiguas civilizaciones. Elisabetta Politi, educadora certificada en diabetes en Duke Health en Durham, señaló que el ajo pertenece a la familia allium, que incluye cebollas y puerros. Esas plantas contienen compuestos de azufre como la alicina, que contribuyen a los beneficios para la salud.
Una reflexión sobre la seguridad del ajo indica que, aunque este es seguro y saludable, Badgett advirtió que sin cambios en el estilo de vida, los efectos del ajo podrían no ser importantes. “Pero puede ser una pequeña parte de un plan eficaz”, refirió.
El metanálisis también pone en debate la mejor forma de consumir ajo. Badgett destacó que hay varios tipos de ajo como los extractos, compuestos, en polvo, crudo y cocido. “El problema es que el estudio analizó el consumo diario, y rara vez veo que las personas coman ajo todos los días”, agregó.
Para quienes no digieren bien el ajo o no les gusta su sabor, Politi recomendó los suplementos. Sin embargo, debido a las variaciones en la calidad y el costo, señaló que el uso de ajo en polvo en las comidas podría ser una opción preferible si se tolera el sabor.
Brogan Taylor, dietista registrada de Banner Health en Phoenix, destacó la importancia del ajo como un condimento que también puede ayudar a reducir el consumo de sodio en la dieta. Añadió que para obtener los beneficios del ajo se debe consumir entre 3 y 6 gramos (o uno o dos dientes) cada día. Taylor sugirió incorporar ajo fresco, picado o triturado en las comidas diarias. Algunas ideas para incorporar más ajo a la dieta incluyen su uso en sopas y guisos, así como en la cocción de proteínas y vegetales.
Los expertos creen que su inclusión en la dieta cotidiana puede ofrecer beneficios para la salud y enriquecer el sabor de los alimentos.