En llamas: La tragedia silenciosa de la Sierra de San Miguelito

Joel de Alba

La Sierra de San Miguelito, un tesoro natural de México, arde en llamas mientras la atención pública se desvía hacia otras preocupaciones. Este pulmón verde, hogar de una biodiversidad única y refugio para numerosas especies, enfrenta una crisis devastadora que amenaza con dejar cicatrices imborrables en su paisaje y en la memoria de quienes lo aman.

El incendio, que comenzó el pasado sábado 7 de abril y que ha consumido más de 40 hectáreas de vegetación, es un trágico recordatorio de la negligencia y la falta de preparación de nuestras autoridades. A pesar de los repetidos llamados de atención y las experiencias pasadas, seguimos sin contar con un sistema eficaz de prevención y control de incendios forestales en el estado de San Luis Potosí.

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Las consecuencias de esta tragedia no se limitan únicamente a la pérdida de flora y fauna. Los comuneros y ejidatarios, quienes han sido los primeros en enfrentarse al fuego con valentía y determinación, ponen en riesgo sus vidas para proteger lo que les pertenece. Mientras tanto, las instituciones gubernamentales se ven paralizadas por la inacción, las disputas políticas y los intereses mezquinos.

Detrás de las llamas, se esconde una historia de codicia y desinterés por parte de ciertos grupos empresariales, cuyos proyectos de desarrollo inmobiliario ilegales han desencadenado esta tragedia. La priorización de ganancias económicas sobre la preservación del medio ambiente y la seguridad de las comunidades locales es una afrenta a los principios básicos de justicia y responsabilidad.

Es hora de que nuestras autoridades abandonen la complacencia y actúen con determinación. La movilización de todos los recursos humanos y económicos disponibles es esencial para contener este desastre antes de que sea demasiado tarde. La Guardia Nacional, la Sedena, la Guardia Estatal, Protección Civil Estatal y todas las instituciones pertinentes deben unir fuerzas en un esfuerzo coordinado para combatir esta emergencia.

No podemos permitir que la Sierra de San Miguelito se convierta en cenizas. Es responsabilidad de todos proteger y preservar nuestro patrimonio natural para las generaciones futuras. El tiempo para la acción es ahora. La apatía y la indiferencia no son opciones cuando se trata de proteger lo que amamos y valoramos como sociedad. Es hora de actuar, antes de que sea demasiado tarde para lamentar lo que hemos perdido.

En 2019, se exigió al entonces alcalde Xavier Nava y al Gobernador Juan Manuel Carreras por la misma negligencia que vemos hoy. Tardaron más de tres semanas en apagar un incendio que arrasó con la Sierra de San Miguelito, y solo gracias a la lluvia se pudo contener. La falta de un sistema de prevención y control de incendios forestales sigue siendo una vergüenza para nuestras autoridades. Es hora de exigir responsabilidad y acción.