¿La comida se puede ir por el conducto equivocado?

Cuando la comida se va por el camino equivocado se pueden desencadenar varios síntomas. El más evidente es una sensación de ahogamiento, que se manifiesta con tos y presión a la altura del pecho. Asimismo, al producirse una descarga de adrenalina, el ritmo cardíaco se acelera y la presión arterial aumenta.

Para entenderlo mejor, hay que partir del hecho de que tenemos dos conductos en zona de la garganta: el esófago y la tráquea. El primero es el tubo de alimentación, por el que pasan los alimentos hacia el estómago.

El segundo es el tubo de respiración, que no solo transporta gases, sino que protege el tracto respiratorio al calentar y humedecer el aire, y al expulsar posibles agentes extraños.

Al ingerir alimentos o bebidas, estos se colocan cerca a los extremos de ambos conductos. Sin embargo, al deglutir, las vías respiratorias se cierran y el esófago se abre para que la comida pase por el tubo correcto. Aun así, distintos factores pueden afectar este proceso.

¿Qué hace que la comida se vaya por el conducto equivocado?

En condiciones normales, las cuerdas vocales y la epiglotis se encargan de mantener las vías respiratorias cerradas. De este modo, los alimentos, las bebidas y la saliva no se filtran a los pulmones.

En personas sanas, este proceso puede resultar alterado por comer demasiado rápido, por una distracción o por hablar con la boca llena. De ser así, ambos conductos permanecen abiertos, lo que posibilita que los alimentos se deslicen por la tubería equivocada.