Alberga Universidad de Texas dos libros sobre origen de los chatinos

Dos libros que relatan el origen e identidad del pueblo chatino de Santos Reyes Nopala, ubicado en la costa de Oaxaca, están disponibles para consulta en la biblioteca digital de la Universidad de Texas en Austin. Son los primeros en su tipo, escritos por el cronista municipal Javier Gerardo Pérez Sánchez.

De acuerdo con el autor, los chatinos de la Costa Chica de Oaxaca se consideran “hijos de los peces”, por la leyenda que cuenta su origen: sus antepasados fueron castigados por el dios sol y vivieron como peces en las profundidades del mar por un tiempo.

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El astro rey se compadeció de ellos y les dio de comer maná, con lo que volvieron a ser humanos, salieron del agua y llegaron a La Encomienda, actualmente Puerto Escondido, Oaxaca.

El relato asegura que algunos se quedaron cerca del mar, otros se adentraron 54 kilómetros hacia la sierra sur, donde fundaron las cuatro cunas lingüísticas del chatino, que hoy corresponden a los municipios de Tataltepec de Valdés, Santiago Yaitepec, Santa Cruz Zenzontepec y Santos Reyes Nopala.

El investigador nació en Nopala, como se conoce al pueblo originario ubicado en el suroeste de Oaxaca. Según expertos, fue fundado hace 2 mil 800 años, en el periodo Preclásico, que corresponde a la etapa de las aldeas en la historia prehispánica oaxaqueña.

Este municipio se encuentra rodeado de cerros por los que descienden dos ríos. Debe su nombre a la gran cantidad de nopales que los mexicas identificaron en la zona cuando la conquistaron.

Este es uno de los cuatro lugares donde se originó el chatino, una lengua que sus propios hablantes consideran difícil de pronunciar.

La comunidad se rige por usos y costumbres, es un núcleo agrario y cabecera municipal de 27 agencias y comunidades rurales. Preserva tradiciones prehispánicas: ritos a la naturaleza, y espacios sagrados como el Cerro Iglesia, su centro ceremonial, donde se encontraron estelas funerarias.

Fueron estos monolitos los que motivaron a Javier Gerardo a investigar el origen del pueblo chatino de Nopala por primera vez en su historia y esta es la anécdota: antes de asumir la presidencia en el municipio y ser elegido en una asamblea comunitaria, en la administración anterior a él fueron descubiertas en la década de los 80 unas figuras prehispánicas talladas en piedra en el Cerro Iglesia, las cuales fueron traídas a Nopala y empotradas en las paredes del edificio de gobierno, a las que se les colocó barniz de madera para que brillaran.