En México son pocas las agrupaciones de danza profesional con un perfil de inclusión, enfocado en visibilizar y dar voz de manera integral a personas con alguna discapacidad física, mental o sensorial, lo cual se debe en parte “a la manera en que los familiares de una persona con esas características aprecian la danza y el arte en general, y a los pocos recursos oficiales destinados para ello”.
De acuerdo con la coreógrafa y danzaterapeuta Karina Solís, egresada del Centro Mexicano de la Danza, y fundadora y directora de la compañía Expreso Danza Express, una de las pocas agrupaciones dedicadas desde 2015 a desarrollar proyectos que incluyen a cualquiera con discapacidad, “en el país son pocos los grupos dedicados a la danza y a la inclusión, y aún menos los que integran toda discapacidad”.
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Algunas compañías, asegura Solís, se agrupan a partir de un impedimento físico, mental o sensorial; “es decir, sólo con integrantes débiles visuales o con síndrome de Down o con sillas de ruedas, lo cual es de agradecer.
Sin embargo, nosotros no partimos de una sola, ni de la edad o género de la persona, sino de la esencia de lo que es un bailarín”.
Para la creadora escénica, el porqué de la existencia de tan pocas agrupaciones de danza inclusivas, se debe a distintos factores.
“En principio, a los presupuestos.
Si de por sí el arte y la cultura para los creadores convencionales tiene dificultades, para la danza y la inclusión es todavía más complejo.
“Nos enfrentamos con la cuestión de que, primero, nos reconocieran sencillamente así, como una compañía de danza, pues se tiene la idea de que cuando se ofrece un apoyo, es porque es compañía de danza de hombres, o de mujeres, o de personas homosexuales… y no, el caso es que en principio somos una compañía de danza”, explicó la coreógrafa.
El trabajo de Karina Solís tiene como propósito combinar ambas carreras profesionales (la danza terapéutica y la coreografía), con el fin de que cualquier persona, sin distinción de su discapacidad, sea física, mental o sensorial, se pueda expresar de manera creativa.
La idea es “apreciar el arte de la danza más allá de lo que estamos acostumbrados, según las convenciones, a ver en el escenario, más allá de los cuerpos estilizados, musculosos o determinados por cierta estatura o elasticidad, la idea es que los bailarines y bailarinas de la agrupación, a partir de sus capacidades, cuerpo y condiciones, se puedan desarrollar creativamente”, explicó Solís.
La agrupación cuenta con 15 integrantes: tres ejecutantes profesionales sin alguna condición especial y el resto son personas en sillas de ruedas, parálisis cerebral, síndrome de Down, autismo y discapacidad visual y auditiva.
“La compañía integra en ocasiones a deportistas profesionales, como al presidente del equipo de basquetbol sobre silla de ruedas del Instituto Mexicano del Seguro Social, Óscar Lara Madrid, y al joven nadador medallista con síndrome de Down Giovanni Flores Hernández”.