5 consejos para renovar el placer. Parte 3 y última

La adrenalina es una gran aliada a la hora de renovar el placer

En ocasiones, basta con cambiar de ubicación, probar nuevas posturas o explorar prácticas y preliminares diferentes. Pero también es posible introducir juguetes sexuales que pueden incrementar la excitación y hacer de la experiencia algo diferente.

Masajes, juegos de rol, lubricantes, lencería, aceites esenciales, masturbación en pareja. Cualquier pequeño cambio o elemento novedoso introducido puede marcar la diferencia. ¡Dejad volar vuestra imaginación!

Evita la rutina

La rutina no solo consiste en seguir siempre las mismas prácticas sexuales o escoger las mismas locaciones; para muchas parejas, incluso los días dedicados a mantener relaciones están preestablecidos. Esto puede parecer necesario cuando las obligaciones personales, laborales y familiares apenas dejan tiempo libre; sin embargo, la previsibilidad es uno de los mayores enemigos de la pasión.

Por lo mismo, es importante dar cabida a la espontaneidad y entrar más en contacto con los propios deseos y sensaciones en el momento en que se produzcan. No esperes a la noche o al fin de semana para intimar con tu pareja; no esperes a estar en el dormitorio; dejarse llevar puede ser divertido y emocionante.

La adrenalina es una gran aliada a la hora de renovar el placer.

Dedica tiempo a cultivar el deseo

Por último, es imprescindible recordar que el deseo ha de trabajarse. Muchas personas esperan que surja naturalmente y se mantenga en los mismos niveles a pesar del estrés, la frustración y la monotonía diaria.

La realidad es que el deseo ha de cultivarse y para ello es necesario tiempo y dedicación.
Si siempre te planteas mantener relaciones con tu pareja al iros a dormir, cuando ambos estáis agotados y somnolientos, es probable que la experiencia no sea la más gratificante. Lo mismo sucede si se aborda el encuentro con prisas.

Es importante que os acostumbréis a pasar tiempo a solas para construir y reforzar la intimidad, conversando, dando espacio a las caricias y la complicidad.

Apaga la televisión y decídete a disfrutar de tu pareja, de su presencia y su compañía. Atesora estos momentos y asegúrate de que se produzcan con frecuencia. Esto hará que, de modo natural, el deseo tenga tiempo y espacio para surgir y expresarse.