El Museo Casa de Carranza exhibe piezas relacionadas con el Barón de Cuatro Ciénegas y sus correligionarios, como textiles y óleos.
Después de la muerte del presidente Venustiano Carranza, el 21 de mayo de 1920, los militares y civiles que lo apoyaron enfrentaron una serie de represalias por parte de la facción triunfante, conocida como la “dinastía sonorense”, encabezada por Álvaro Obregón, Plutarco Elías Calles y Adolfo de la Huerta. La mayoría de los carrancistas de alto rango tuvieron que exiliarse, mientras otros buscaron negociar un lugar en el nuevo orden político-militar.
Varios de ellos tuvieron en común el deseo de rebelarse y derrocar a quienes, en esos momentos, encabezaban al país y, aunque sus esfuerzos no trascendieron, reflejaron un anhelo de vindicación, como es el caso de los generales Lucio Blanco y Francisco Murguía, cuyo intento de rebelión les costó la vida.
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En su memoria, la Secretaría de Cultura del Gobierno de México, a través del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y del Museo Casa de Carranza, les rinde un homenaje mediante una exposición. Bajo el titulo Los carrancistas después de Carranza.
Memorial de Lucio Blanco y Francisco Murguía, la exhibición conmemora los respectivos centenarios luctuosos de estos destacados militares, al tiempo que da cuenta del destino que tuvieron los seguidores de Venustiano Carranza, tras su fallecimiento.
El investigador del Museo Casa de Carranza, Edwin Álvarez Sánchez, explica que el montaje está integrado por piezas como la bandera que cubrió el féretro del Barón de Cuatro Ciénegas durante su recorrido de Xicotepec a la Ciudad de México, además de la camiseta ensangrentada que portaba aquel 21 de mayo.
Se incluye un uniforme de media gala del general Juan Barragán, quien era el jefe del Estado Mayor de Carranza, así como una gualdrapa, tela que va debajo de la silla de montar de los caballos, la cual perteneció al coronel Fernando Cuén, también integrante de ese cuerpo militar de élite; ambas piezas fueron donadas por los descendientes de los citados personajes.
También se exhiben seis retratos ovales de algunos de los carrancistas en su época con Carranza y en su etapa senil, cuando se reintegraron al ejército, gracias a la amnistía otorgada por Lázaro Cárdenas. Asimismo, se muestra un busto de Venustiano Carranza y tres retratos al óleo de su figura, dos de Salvador Guzmán y el otro anónimo.
El historiador y curador de la exposición menciona que los objetos pertenecen al acervo del museo, excepto la docena de imágenes de los seguidores de Venustiano Carranza, como Cándido Aguilar Vargas (1889-1960), Federico Montes Alanís (1884-1950) o Juan Barragán Rodríguez (1891-1974), la cual procede del Sistema Nacional de Fototecas-Fototeca Nacional del INAH.
“Más allá de la conmemoración luctuosa de Blanco y Murguía, la exposición da seguimiento a otros integrantes del ejército constitucionalista que, inconformes con lo sucedido, trataron de vindicar a Carranza con las armas, al oponerse al Grupo Sonora, que predominó de 1920 a 1934”, comenta.
Álvarez Sánchez destaca que Lucio Blanco, siendo un oficial joven, acompañó a Carranza al inicio del movimiento contra Victoriano Huerta, fue uno de los firmantes del Plan de Guadalupe y, después, al ser ascendido a coronel y destinado a operar en Tamaulipas, en 1913, él y su jefe de Estado Mayor, Francisco J. Múgica, llevan a cabo la primera repartición de tierras, antes de ser promulgada la Ley Agraria, por Venustiano Carranza, en enero de 1915.
Tras la muerte de Carranza, se vuelve a exiliar, ya lo había hecho en 1917, luego de apoyar a Francisco Villa y a Emiliano Zapata, y desde el destierro, junto con Murguía, conspira contra Obregón y los sonorenses.
Francisco Murguía, a quien apodaban “Pancho reatas”, pese a no ser muy culto, era un militar valiente que destacaba en el campo de batalla, y bajo las órdenes de Pablo González, en el ejército del noreste, como general de división, derrota a Villa en León y en la Trinidad, en el Bajío.
La exposición permanecerá hasta mediados de octubre próximo, en el recinto museístico ubicado en el número 35 de la calle Río Lerma, colonia Cuauhtémoc. Horario: martes a domingo, de 10:00 a 17:00 horas. Costo de acceso: 65 pesos; los domingos la entrada es libre para el público nacional.