La rusa Rybakina, campeona en Wimbledon

Wimbledon cerró las puertas a los tenistas rusos y bielorrusos por la los organismos del tenis respondieron quitando los puntos de ranking mundial al torneo en todas las categorías.

Los dos millones de libras esterlinas para la mejor, alrededor de 2.4 ‘kilos’ de euros, acabaron en los bolsillos de Elena Rybakina, una joven de 23 años que sorprendió hasta la conclusión derrotando a la más veterana tunecina y nº 2 Ons Jabeur, 27 años, 3-6, 6-2 y 6-2 en 1h.47′.

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Ironías del destino, quien levantó el deseado Venus Rosewater Dish fue una rusa, enmascarada con la bandera kazaja.

Nacida en Moscú, donde continúa residiendo su familia, con 19 años aceptó la oferta económica de la Federación de Kazajistán, presidida desde 2007 por el multimillonario fan del tenis Bulat Utemuratov.

Esa decisión, tomada a mediados de 2018, posibilitó que entrase en un Wimbledon en el que ha acabado reinando. Alta (1.84 metros), pegadora, fría. De la escuela rusa, en la que se formó junto al ex tenista Andrei Chesnokov, así como con Elena Vesnina.

Su torrente de fuertes golpes pudo más que el arte de Jabeur, que aprovechó los nervios de la rival en el inicio. Una presión que más tarde fue su propia perdición. La magrebí, favorita con su parcial de once victorias seguidas en hierba, no tuvo temple para frenar la dinámica ganadora en la que entró Rybakina una vez dejó de pensar y se lanzó a ver qué pasaba.

Una máquina de repartir ‘palos’.

Jabeur, pura muñeca, no pudo inventar porque su cabeza no pensaba con clarividencia. Con 4-2, en el tercer set, Rybakina levantó un 0-40 desde el poderío de su saque. Resultó fundamental para atar la victoria minutos después.