Conoce la historia de la deslumbrante “época dorada” de Gustav Klimt

El artista austriaco Gustav Klimt es uno de los artistas simbolistas más famosos de la historia

A lo largo su exitosa carrera, produjo pinturas académicas, dibujos de figuras humanas e incluso objetos de arte decorativo. Aún así, es más conocido por la colección de obras doradas y deslumbrates que produjo durante su época dorada.

Esta etapa duró aproximadamente una década, pero ha llegado a caracterizar el estilo de Klimt y ha dado lugar a algunas de las pinturas más conocidas y apreciadas del arte moderno.

Contexto
Gustav Klimt comenzó su carrera profesional en 1880, cuando él, su hermano y un amigo formaron la “Compañía de Artistas”. El trío a menudo recibía encargos para pintar murales en Viena. Si bien estas pinturas públicas a gran escala estaban hechas inicialmente en un estilo académico y presentaban temas clásicos, muchas de ellas presagiaron el papel de Klimt en el Movimiento Secesionista y el posterior inicio de su revolucionaria fase dorada.

Klimt cofundó el Movimiento Secesionista en 1897. En rechazo a la escena artística tradicionalmente conservadora de Viena, Klimt y otros secesionistas brindaron a los artistas contemporáneos de Viena una plataforma para compartir su trabajo. Este movimiento liberador inspiró y permitió a Klimt experimentar con su arte y desarrollar un estilo simbolista inspirado en los movimientos art nouveau y Arts and Crafts.

A medida que su estilo de pintura se volvió cada vez más moderno, también cambió su enfoque sobre los materiales. Durante los primeros años del movimiento, Klimt comenzó a incorporar pan de oro en sus obras, lo que marcó el comienzo del periodo más exitoso y brillante de su carrera.

La época dorada

PRIMEROS EJEMPLOS

Pallas Athena es a menudo considerada como la primera pieza de la fase dorada de Klimt. Completada en 1898, esta pintura al óleo representa a la diosa griega Atenea vestida con una armadura y adoptando una pose desafiante. Si bien esta pieza aún presenta la influencia clásica presente en sus primeras piezas, su audaz uso del oro y la presencia de patrones apuntan hacia la siguiente etapa de la obra de Klimt.

Otro ejemplo temprano de este período es Judith I. Como muchas de sus obras posteriores, esta pintura consiste en un retrato de una mujer (en este caso es Judith: una figura bíblica famosa por matar a Holofernes, un invasor) rodeada de diseños decorativos y sobre un fondo dorado. De manera similar, Klimt también representa la figura femenina con matices eróticos, un enfoque que se volvería intrínseco a su práctica durante este periodo.

En 1902, Klimt se adentró más en su fase dorada con el Friso de Beethoven. Este mural de 2.15 metros de largo fue creado para la 14.ª exposición secesionista de Viena. Rinde homenaje al compositor y pianista alemán Ludwig van Beethoven ofreciendo una interpretación visual de su novena sinfonía. También presenta los planos opulentos, los motivos y figuras místicos y los acentos ornamentales que han llegado a caracterizar las pinturas doradas de Klimt.

EL APOGEO DEL PERIODO DORADO
La fase dorada de Klimt alcanzó la cúspide con tres obras clave: Retrato de Adele Bloch-Bauer I, El friso Stoclet y El beso.

Como pintor de éxito y figura destacada en la escena artística contemporánea de Viena, a Klimt se le encargaba a menudo que pintara retratos de mujeres de clase alta de la capital. La más conocida de estas obras es Retrato de Adele Bloch-Bauer I (1907), una pieza que presenta a la esposa de un rico banquero judío. Aunque esta pieza retrata a una mujer que vivió al mismo tiempo que Klimt, su audaz uso del oro le da una sensación etérea que recuerda a un mosaico bizantino, lo que ilustra la calidad atemporal de la “nueva mujer vienesa”.

Entre 1905 y 1911, Klimt creó el Friso Stoclet, una serie de tres mosaicos extravagantes encargados para el comedor del Palacio Stoclet en Bruselas. El punto focal de todo el conjunto es el Árbol de la Vida, una representación estilizada de un árbol con ramas arremolinadas y en espiral, un intrincado trabajo de patrón y motivos simbólicos inspirados en el arte antiguo. El árbol se complementa con figuras, que incluyen una elegante bailarina y una pareja que tiene un parecido sorprendente con los amantes que aparecen en El beso. En sus estudios para el friso, Klimt adornó la escena con acentos dorados.

La obra más famosa de Klimt, El beso, fue terminada en 1908. Retrata a un hombre y una mujer que se abrazan pacíficamente en un campo de flores brillantes. Revestidos con patrones contrastantes y predominantemente compuestos por formas doradas, plasman el enfoque decorativo de la fase dorada de Klimt.

Obra posterior
Alrededor de 1911, Klimt dejó de decorar sus lienzos con pan de oro. En cambio, comenzó a incorporar intrincados planos de color caleidoscópico en sus composiciones, que culminaron en diseños que recuerdan a tapices tejidos o decoración con incrustaciones.

Klimt trabajó en este estilo hasta su muerte en 1918. Si bien estas obras siguen siendo una parte clave de su cartera (Muerte y vida recibió el primer premio en la Exposición Internacional de Arte de Roma de 1911), son las piezas brillantes de su periodo dorado las que parecen para sobresalir del resto.