Tiene muchos años desde que el mundo escuchó por primera vez del Volkswagen Tiguan, tanto que un servidor tenía apenas 14 años y estaba cursando la secundaria. En aquel momento, el Tiguan fue el primer SUV de volumen de la marca alemana, excluyendo al costoso y exclusivo Touareg que compartía sus cimientos con el Porsche Cayenne.
Basado en la plataforma del Golf de quinta generación, el primer Tiguan no se vendió en grandes números en México, pues tenía el foco puesto en un exigente mercado europeo que valoró positivamente su sobresaliente calidad de materiales y ensambles o el comportamiento dinámico, que le valió para ser conocido como el GTI de las SUVs.
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Pero en México siempre priorizamos el espacio y ese modelo no era el más grande o amplio de su categoría.
Así evolucionó a una segunda generación mucho más madura y familiar. Tanto que tuvo dos versiones, una corta especial para producción y comercialización en Europa y una más larga, con opción de tres filas de asientos y una enorme cajuela.
