‘Conviven’ las banderas afgana y talibana en partido de críquet

Conviven banderas

Menos de tres semanas después de la toma de poder de los talibanes en Afganistán, la bandera nacional afgana y la bandera blanca del movimiento islamista compartieron espacio en Kabul, durante un partido de críquet.

El partido, ganado por los ‘Defensores de la paz’ frente a los ‘Héroes de la paz’, fue el primero organizado desde que los talibanes entraron en Kabul el 15 de agosto y retomaron el poder, 20 años después de haber sido expulsados por una coalición internacional liderada por Estados Unidos.

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Los organizadores temían la anulación del partido ya que todos recordaban la aplicación estricta de la sharia, la ley islámica, que impidió la práctica deportiva durante el anterior gobierno talibán (1996-2001).

Algunos deportes sí estaban autorizados, pero eran estrictamente controlados. Por ejemplo, solo los hombres podían practicarlos o asistir a los encuentros. Muchos estadios fueron utilizados en aquella época como lugares de ejecución.

Este viernes en Kabul no había ninguna mujer entre los cuatro mil entusiastas del críquet reunidos, con un ambiente de mucha expectación, en un partido en el que participaron varios internacionales afganos, justo antes de la hora de la gran oración musulmana de los viernes.

Fue genial poder estar aquí y ver el críquet”, declaró Hamza, un comandante talibán, vigilando junto al resto de su contingente a los espectadores del partido.

¿Y EL EQUIPO FEMENINO?

“Incluso yo he jugado”, añade, con un fusil de asalto americano en el hombro.

El críquet era, hasta el comienzo del milenio, una práctica desconocida en Afganistán, pero los ciudadanos que retornaban de Pakistán, donde habían estado refugiados, importaron al país la pasión por este deporte.

El equipo nacional vive desde entonces un ascenso fulgurante, situándose en el Top-10 mundial en los partidos de un día y en el formato Twenty20.   

Este viernes no faltaba en las gradas ‘Baba críquet’, un fan de cierta edad vestido de los pies a la cabeza con los colores nacionales. Junto a él, aficionados de ambos equipos agitaban las banderas afgana y talibana.

Todos habían sido registrados por guardias del movimiento islamista antes de entrar en el estadio, debido a que los nuevos dirigentes del país temían un nuevo ataque del grupo yihadista Estado Islámico, tras el perpetrado la semana pasada en el aeropuerto de Kabul, que dejó más de 100 muertos.

Esto es unidad”, se felicitó, pese a las circunstancias, el director ejecutivo del Comité Afgano de Críquet, Hamid Shinwari, viendo en la convivencia entre las dos banderas una señal positiva para el país.

La alegría de este viernes en torno al críquet contrasta con la suerte del equipo femenino afgano. Sus jugadoras han dejado el país o están escondidas, temiendo por su futuro, según varios medios.

Los nuevos dirigentes afganos han prometido un régimen más abierto y tolerante con las mujeres, que entre 1996 y 2001 tenían prohibido estudiar, trabajar o salir a la calle sin compañía de un hombre.

“Tenemos un grupo de WhatsApp y cada noche hablamos de nuestros problemas y compartimos los planes sobre qué hacer”, señaló una de las jugadoras a la BBC esta semana. “Todas estamos desesperadas”, añadió.