El peligro para los bebés de mezclar leche materna y leche de fórmula en un mismo envase

Una cosa es que una madre opte por ofrecer a su bebé lactancia mixta, es decir, leche de fórmula y leche materna en diferentes tomas, y y otra muy distinta (y muy polémica al mismo tiempo) es mezclar en un mismo recipiente leche que te has extraído tú con la leche que has comprado en el supermercado, es decir, lo natural con lo artificial.
Sin duda alguna, a lo largo de la historia y a través de las diferentes academias y asociaciones científicas inherentes a la pediatría se ha difundido la importancia de que un niño sea alimentado con leche materna, y se habla constantemente de los numerosos beneficios que tiene no solo en el bebé, sino además en la madre y en la sociedad.
Por ello, una de las recomendaciones que hace la Organización Mundial de la Salud (OMS), ‘es ofrecer lactancia materna exclusiva hasta los 6 meses de edad, y desde esta edad complementar con alimentos seguros, oportunos y adecuados de acuerdo a las necesidades del bebé, y en lo posible mantener la lactancia hasta los 2 años o más’.
Ahora bien hay situaciones en las que la madre decide no alimentar con leche materna, sino que decide alimentar a su hijo con fórmula infantil; también hay casos en los que la madre decide dar lactancia mixta (esto es, lactancia materna y fórmula infantil). Más allá de la decisión que la madre haya tomado respecto a la alimentación para su hijo, y la cual se respeta, surge una duda en muchas madres y es: ¿se puede mezclar la leche materna con la fórmula infantil directamente en un mismo envase?
En primer lugar, quiero dejar bien claro que la alimentación mixta es totalmente válida: madres que dan pecho, pero también le ofrecen fórmula infantil en otras tomas. No hay problema, es cuestión de decisión personal, pero el tema en sí es si se puede mezclar leche materna y fórmula en un mismo envase, a la vez que si se puede preparar fórmula en polvo con leche materna. En ambos casos mi respuesta es no y a continuación te explica los motivos:
1. La recomendación es ofrecer primero la leche materna y, si el niño queda con hambre, se prepara la fórmula y se le administra. De esta manera no se desperdicia y se mantiene la producción de leche materna.
2. Las propiedades de ambas son distintas. La cantidad de proteínas, carbohidratos, grasas, vitaminas, y la carga calórica varía en una y en otra; al mezclarlas en un mismo envase para una misma toma, se estaría aumentando considerablemente la carga de calorías (lo que causaría un desajuste metabólico en el niño, traduciendo mayor riesgo de obesidad).
3. Puede generar problemas renales y nutricionales. La carga de solutos se incrementaría, algo que unido a que los riñones del lactante son inmaduros y no están totalmente desarrollados al 100%, harían que no aguantasen esta carga de ambas concentraciones de leches que son totalmente distintas. No es hasta los 12 meses de edad cuando los riñones alcanzan el 75 a 80% de la función del adulto (antes de los 6 meses la capacidad de filtración es aproximadamente del 20%).