El Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) estiman que más de cinco millones de niños han emigrado a los Estados Unidos y Europa durante la última década.
Según el documento “Desafíos. La infancia y la migración internacional en América Latina y el Caribe”, la falta de oportunidades en sus propios países, en cuanto al acceso a la educación y la calidad de vida, además del aumento de situaciones de inseguridad y violencia son las causas de la migración. “Por lo general, estos adolescentes emigran solos y por vías irregulares. Sin una protección social o legal, y sin ser conscientes de sus derechos como cuando viajan a través de diferentes países, son especialmente vulnerables al caer víctimas de cargas de trabajo pesadas, tráfico de personas con propósitos laborales o sexuales, y abuso físico y sexual”, se señala. Los menores que permanecen en sus países también están en riesgo que se violen sus derechos, aquellos que están al cuidado de parientes o instituciones pueden tener menos protección frente a la explotación sexual y el abuso, que los niños que son atendidos por sus padres.
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