De un virus de 28 nanómetros que se hospeda en plantas y es inocuo a los animales, investigadores sintetizan partículas que en su interior contienen una enzima que modifica al aminoácido asparagina, el cual sirve de alimento a las células cancerosas y así evita la sobrevivencia y proliferación de la enfermedad
Expertos del Centro de Nanociencias y Nanotecnología de la UNAM, con sede en Ensenada, Baja California, diseñan un nanofármaco contra la leucemia linfocítica aguda, que afecta sobre todo a niños de tres a siete años.
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Dicho cáncer sanguíneo, que es más frecuente en la infancia, afecta en menor frecuencia a adultos, reveló el estudio de los investigadores de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
De un virus de 28 nanómetros que se hospeda en plantas y es inocuo a los animales, Rubén Darío Cadena y Alejandro Huerta sintetizan partículas que en su interior contienen una enzima que modifica al aminoácido asparagina, el cual sirve de alimento a las células cancerosas y así evita la sobrevivencia y proliferación de la enfermedad.
En el Departamento de Bionanotecnología, los científicos, con apoyo de Rafael Vázquez Duhalt y Sergio Águila Puentes, combinan técnicas de biología molecular, bioquímica y nanotecnología para desarrollar el nanofármaco, que estiman probar a finales de 2015 en un primer modelo animal experimental.
La leucemia linfocítica aguda se presenta al producirse un número exagerado de glóbulos blancos inmaduros o linfocitos, en vez de un sano equilibrio entre glóbulos rojos y blancos, explicó en un comunicado el doctor en física Rubén Darío Cadena Nava.
En presencia de la enfermedad, las células cancerosas se multiplican rápidamente y reemplazan a las sanas en la médula ósea, el tejido blando del centro de los huesos que ayuda a formar las sanguíneas.
“La sangre tiene un aminoácido llamado asparagina, esencial para el equilibrio y funcionamiento celular. Las células cancerosas, incapaces de producirlo, lo adquieren del torrente sanguíneo para alimentarse”, añadió el investigador.
Al entrar en contacto con la enzima asparaginasa, la asparagina se transforma en amonio y ácido aspártico y deja a las células cancerosas sin alimento, destinadas a morir.
Para evitar daños secundarios, los científicos utilizan la cápside viral, con forma de balón de futbol y a la que le harán 60 poros (de dos nanómetros cada uno) para captar la asparagina que circula en la sangre y luego transformarla con ayuda de la enzima.
En ausencia de la asparagina, aunque se produzcan, las células cancerosas no podrán sobrevivir ni propagarse en la sangre, concluyó el especialista.