En conferencia de prensa, a puertas cerradas y en la que no se admitieron preguntas, el arzobispo Jesús Carlos Cabrero Romero subrayó su determinación de que “no encubriré a ningún sacerdote que haya traicionado su ministerio sacerdotal (y) abuse de víctimas inocentes”. Condenó “estos terribles actos inmorales” y pidió “al pueblo de Dios que si sabe de estos crímenes, tengan el valor y la responsabilidad de denunciarlos, tanto a las autoridades civiles como eclesiásticas”.
Recordó que durante su estancia en Roma, en el marco de la visita Ad Limina Aposto-lorum instruyó al presbítero y doctor Gilberto Anaya Martí-nez, Promotor de Justicia para que presentara una denuncia ante las autoridades civiles en contra del ex sacerdote Eduardo Córdova Bautista, “por el delito de abuso sexual contra una persona menor de edad”.
No dejó pasar el hecho de que dicha denuncia convirtió a la arquidiócesis de San Luis Potosí, en la primera que en el país formula una denuncia de este tipo, “acatando sin pretexto alguno la Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público” y que, además de su resolución de cumplir con las leyes civiles vigentes en México, la Iglesia ha actuado en consecuencia, suspendiendo de manera definitiva en su ministerio sacerdotal al inculpado Eduardo Córdova Bautista.
Manifestó que “corresponde a la persona agraviada, y a sus padres, decidir si se querellan o no formalmente ante las autoridades civiles”.
Reconoció que el caso Córdova y otros que se ventilan en San Luis Potosí han dañado y causado enorme “dolor, tristeza, indignación (…) y vergüenza a la Iglesia”.
El arzobispo ofreció la lectura de un comunicado a los medios de comunicación, en el patio central de la sede arquidiocesana, a puerta cerrada, y determinó suspender la sesión de preguntas y respuestas.
Dijo que su deber como pastor es “el de velar por sus fieles y ahuyentar los lobos del rebaño. Además de condenar públicamente los actos de pederastia que afectan terriblemente a los más inocentes –dijo—, he advertido a mis sacerdotes que si alguno de ellos comete estos abominables actos, es denunciado y probado el delito ni él, como arzobispo, ni la Arquidiócesis de San Luis Potosí, Asociación Religiosa defenderá o tolerará al delincuente. Antes bien, dejará que la autoridad civil y eclesial actúen con todo el rigor de la ley, y el inculpado pague, en consecuencia por sus crímenes.
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