El peso del dinero

El nuevo Pemex: chatarrización material y moral

El Presidente Enrique Peña Nieto recién envió al Congreso de la Unión diversas iniciativas de ley, paquete legislativo genéricamente conocido como leyes reglamentarias de las reformas a la Constitución en materia energética. Entre ellas, merece nuestra atención la referente a la creación del Nuevo Pemex.
Con el rubro genérico de Empresa Productiva del Estado, la iniciativa de ley plantea crear una empresa singular, híbrida: se trata de transformar a Pemex en una empresa propiedad del Estado Mexicano de carácter mercantil, con fines de lucro, que opere con los patrones de eficiencia propios de las grandes firmas privadas y persiga maximizar la renta petrolera.
La iniciativa de Ley confiere a un Consejo de Administración integrado por diez miembros, ocho de los cuales tienen el carácter de “consejeros independientes” es decir, “que garanticen la independencia técnica” (¿?), la delicada  responsabilidad de dirigir a la nueva empresa, subdividida –como hasta ahora—en cinco partes: Pemex Exploración-Producción, Pemex Refinación, Pemex Gas y Petroquímica Básica, Pemex Petroquímica y Pemex Corporativo.
Para lograr sus objetivos, la iniciativa de ley establece categóricamente que la nueva empresa quedaría exceptuada del cumplimiento de normas legales aplicables a las empresas estatales. Enumeraré las principales.
Por principio, las remuneraciones a los consejeros y ejecutivos de la nueva  empresa no deberán estar condicionadas por los límites impuestos por el art. 127 constitucional en el sentido de que ningún funcionario podrá recibir un sueldo superior al del Presidente de la República. La iniciativa de Ley da carta blanca para el pago de sueldos superiores para asegurar que los funcionarios “no emigren hacia las empresas privadas competidoras de Pemex”. ¡Falaz argumento para premiar a la burocracia de angora!
La disposición de los bienes inmuebles de Pemex no se regulará por la Ley de Bienes Nacional sino el Consejo decidirá destino y demás características para su enajenación. ¡Manga ancha para la venta de bienes públicos!
Con el chabacano argumento de que su aplicación limita las decisiones de los ejecutivos, la iniciativa de Ley establece que no será aplicable a los administradores del nuevo Pemex, “la Ley Federal de Responsabilidades  Administrativas de los Servidores Públicos  o de cualquier otro ordenamiento o disposición aplicable en general a los servidores públicos de carácter federal”.  ¡El nepotismo sentará sus reales en el nuevo Pemex!
Los funcionarios del nuevo Pemex quedarán igualmente relevados del cumplimiento de la Ley de Adquisiciones, Adquisiciones y Servicios  del Sector Público y Obras y Servicios Relacionados con las Mismas porque sus normas son estorbosas en la toma de decisiones oportunas. ¡Vía libre a la corrupción!
Paladinamente, la nueva ley establece que “Las utilidades que obtengan Petróleos Mexicanos y sus empresas productivas subsidiarias…no se repartirán entre sus trabajadores. Lo anterior sin perjuicio de que conforme a la legislación laboral, puedan otorgar a sus trabajadores cualquier incentivo, compensación bono, gratificación o comisión por el desempeño de sus labores”. ¡Es una disposición inconstitucional! La iniciativa establece que se respetarán los derechos de los trabajadores, ¿derechos fijados por las leyes laborales  o los pactados en el Contrato Colectivo de Trabajo?
Finalmente, persiste la aplastante presencia de la Secretaría de Hacienda la extremo de obligar a Pemex a decretar un dividendo a favor de las finanzas publicas no menor del 30% de sus ingresos después de impuestos, dividendo que se decretará ¡antes de que se produzca la utilidad!  Pemex seguirá recibiendo el tratamiento de recinto fiscal a espaldas de su potencial papel de promotora del desarrollo nacional.
En lugar de enfrascarse en la lírica discusión acerca del papel distractor del Mundial de Futbol en el debate de las leyes reglamentarias en materia energética, los senadores deberían de leer detalladamente los textos de las iniciativas que están en sus manos,  para conocer, a profundidad, lo que van a aprobar y después no se den por sorprendidos por las repercusiones de leyes que menudo están muy por encima de su no muy ilustrada comprensión.
Están a punto de aprobar la chatarrización material y moral de Pemex.

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