Con la misión de ser el hombre fuerte en la Selección Mexicana y orientar a los más jóvenes dentro del terreno de juego, Rafael Márquez vivirá en el Mundial de Brasil su cuarta experiencia mundialista bajo el mando de Miguel Herrera.
El central de los Panzas Verdes de León es sin duda uno de los jugadores más destacados del representativo nacional, ya que desde la zaga mexicana proyecta el juego del Tri, dándole buena salida a los aztecas.
Debutó con la Selección en 1997 y vivió su primer gran torneo en la Confederaciones que se jugó en territorio nacional en 1999, la cual ganó México a Brasil en un pletórico Estadio Azteca. Su primer Mundial fue el de Corea-Japón 2002, en el que Javier Aguirre lo llamó para que guiará la zaga nacional, sin embargo, en el duelo clave ante Estados Unidos en los Octavos de Final, Rafa perdió la cabeza y salió expulsado del partido.
Para Alemania 2006, Ricardo La Volpe tenía en Márquez a su hombre de confianza, sin duda, el proceso del argentino es uno en el que el central tuvo más actividad en el cuadro azteca. En el Mundial de Sudáfrica 2010, el Vasco volvió a llamarlo y compartió la capitanía con Blanco y Torrado.
Para Brasil 2014, el Piojo no dudó en incluirle en la lista de los 23 y de nueva cuenta con la etiqueta de elemento clave en la cancha.
Rafa Márquez es la clase de jugador que todo equipo quisiera tener entre sus filas. El central michoacano está dotado de un fino toque en el pie que le permite dar pases precisos de lado a lado de la cancha. De la misma forma, el playera 4 del Tri otorga una gran seguridad en el área defensiva y su presencia es sinónimo de liderazgo en la cancha.
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