Fueros, privilegios, pensiones y abusos

El breve escándalo suscitado por los pagos vitalicios a los magistrados del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, nos remite a una parte con frecuencia soslayada en nuestra vida pública: la desigualdad entre los supuestamente iguales. Si bien el concepto de ciudadanía nos empareja a todos en el mismo rasero, al menos ante la ley y por supuesto la legalidad, éste es un país, como dice Carlos Elizondo, donde prevalecen las castas. Casi como en la India, pero de manera disimulada, muy a la mexicana.
Las jerarquías en México nos convierten ocupantes casi inmóviles de un estamento para el cual hay un destino determinado.
El sistema nacional de castas nos pone siempre a disposición de una coraza. Por ejemplo: basta y sobra con ser o haber sido rector de una universidad notable, para gozar por el resto de la vida de los privilegios antes razonables para quien ejercía el cargo.
Hace algunos años un director de una institución de cultura superior (no la menciono para no particularizar algo general), quiso acabar con los sueldos vitalicios de los ex directores.
Se daba cuenta de cómo él mismo iba a ser víctima de su decisión; pero lo pasó por alto. Su sacrificio iba a ser ejemplo para quienes llevaban diez o quince o más años de gozar de un sueldo sin hacer nada, excepto de cuando en cuando acudir a una innecesaria reunión para hablar de cuanto nunca hicieron cuando eran responsables de hacerlo. Reuniones dizque para asesorar a su sucesor. Faramalla, pues.
El motín no se hizo esperar y la decisión se echó atrás.
Pero lo mismo sucede con los ex presidentes de la República quienes gozan no sólo de haberes económicos, excepto en el caso de Ernesto Zedillo quien solo conserva la ayudantía sino con los secretarios de Estado, los altos mandos militares y navales y todos aquellos cuya buena fortuna o empeño profesional, de todo hay, les permitió colocarse en el estamento superior del sistema de castas: la alta burocracia.
Hoy, cuando la munificencia –inexplicable, por cierto, se vea por donde se vea—, coloca a los magistrados en un nivel de bonanza a perpetuidad, como si no fuera suficiente el opulento monto de su remuneración durante el encargo, los mexicanos nos llamamos al escándalo, casi al mismo tiempo de la fallida revelación de los maestros cuya fantasmal acumulación de plazas y retribuciones los hace no solo ricos sino injustamente ricos.
Todos sabemos en México el enorme problema del sistema pensionario y el raquitismo por el cual los asalariados de las castas inferiores medio se mueren de hambre cuando llegan a la edad del retiro, con pagos mensuales de dos o tres mil pesos cuando les va bien y también cómo el problema ha querido ser resuelto mediante las cuentas personales administradas por el sistema de Afores, el cual nunca ha resuelto nada y si ha dejado un montón de suspicacias en cuanto a la forma como se maneja esa inmensa cantidad de dinero cuya distribución por goteo, si las cosas salen bien, no gratifica ni satisface a quienes durante años ayudaron a formar ese enorme capital.
Para tener una idea del monto de estos recursos vale la pena reproducir esta información:
“Durante los últimos dos meses el Sistema de Ahorro para el Retiro (SAR) ha registrado minusvalías por 155 mil 935 millones de pesos, lo que se ha traducido en una disminución en el saldo de los recursos de los trabajadores afiliados a alguna de las 12 afores del país.
No obstante, a pesar de esa disminución en los estados de cuenta de los trabajadores, las Administradoras de Fondos para el Retiro (Afores) han registrado utilidades antes de impuestos por cinco mil 129 millones 496.3 mil pesos por operar estos ahorros.
De acuerdo con cifras de la Comisión Nacional del Sistema de Ahorro para el Retiro (Consar), de abril a junio los recursos administrados por las Afores han disminuido 7.52 por ciento, al pasar de 2.07 billones a 1.91 billones de pesos.
En sentido contrario, las ganancias antes de impuestos de las Afores se han incrementado 1.75 por ciento en el mismo lapso, al pasar de cinco mil 41 millones 232 mil pesos a cinco mil 129 millones 496.3 mil pesos” (IMAGEN).
Si estas gigantescas cantidades no lo marean, seguramente lo hará la escuálida cifra con la cual usted podrá retirar su fondo cuando venga la necesidad.
Pero en el lenguaje de la burocracia, cuya insuficiencia se ha visto palmariamente en estos días y ya nadie se traga las explicaciones justicieras de los magistrados y algunos legisladores cuya bondad los quiso llevar al paraíso de manera tan abusiva, resulta ahora verdaderamente jocoso:
“(Reforma) Sin rubor alguno, los magistrados electorales defendieron ayer el regalo millonario que les otorgaron los legisladores. No es una pensión vitalicia ni un bono, aseguran en un comunicado”.
De manera oficial, los magistrados afirman que se trata de un “haber de retiro…”.“…El magistrado Flavio Galván le encontró la cuadratura al círculo: el haber de retiro o pensión vitalicia es para que los jueces electorales no se corrompan.
Es un retiro justo después de toda una vida (¿?) de trabajo. Yo, en lo personal, tengo 38 años como servidor público”, señaló en entrevista.
“Debemos cumplir los requisitos de ley para ser acreedores, merecedores de una pensión y que sea justa, que no sea una exageración, pero tampoco una miseria”.“Afirmó que el haber de retiro es, además, una medida para prevenir la corrupción en el organismo del Poder Judicial. No es garantía para el consejero, para el juez o el Magistrado. Es una garantía para la sociedad. Es garantía de profesionalismo, de imparcialidad, de objetividad”.
Así pues para no corromperse, recurren a la injusticia de un sistema de castas. Vaya cara dura.