Los osos polares poseen adaptaciones genéticas únicas que le permiten acumular gran cantidad de grasa en su cuerpo sin padecer problemas derivados de esta condición, como la ateroesclerosis.
Así lo revela el análisis del genoma de este animal, que publica la revista Cell y que fue desarrollado por un equipo internacional de científicos.
Los genes indicados en el estudio están relacionados con el metabolismo del ácido graso y la función cardiovascular.
Los osos polares mantienen una dieta alta en grasa, lo que evita la formación de placas en las arterias y las enfermedades cardiovasculares que afligen a los seres humanos cuando tienen dietas ricas en grasa.
Estos genes pueden dar una idea de cómo proteger a los humanos de estos efectos nocivos.
El trabajo reveló, además, que los osos polares divergieron de los osos pardos hace medio millón de años.
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