¿Por qué se nos curva la espalda con la edad y qué podemos hacer para evitarlo?

En casos especialmente graves puede provocar dolor, movilidad y función física reducida o una menor calidad de vida

A medida que envejecemos, es habitual notar cambios en la postura: los hombros se encorvan, la cabeza se inclina hacia delante y la espalda comienza a curvarse. Es posible que asocie esto con las personas mayores y se pregunte: ¿me pasará a mí? ¿Puedo prevenirlo?

Una columna vertebral sana tiene una forma alargada en S, por lo que una curvatura en la parte superior es completamente normal.

Sin embargo, cuando dicha curvatura se exagera y se vuelve fija, impidiendo que la espalda se mantenga recta, puede estar alertando de un problema.

Una causa común de ese cambio en la forma de la espalda es la mala postura. De hecho, es relativamente habitual que se produzca cifosis postural a partir de desequilibrios musculares, sobre todo en personas jóvenes que pasan muchas horas encorvadas en una silla, sobre un escritorio o mirando hacia abajo al teléfono. Por fortuna, este tipo de curvatura de la espalda suele revertir con ejercicios adecuados, estiramientos y conciencia de la postura.

En personas mayores, la cifosis o hipercifosis suele aparecer como consecuencia del desgaste de la columna vertebral, sobre todo cuando, como consecuencia de la osteoporosis —una enfermedad que hace que los huesos se vuelvan más frágiles con la edad—, las vértebras de la columna vertebral se agrietan y se facturan. En estos casos, el origen no hay que buscarlo en una mala postura, sino en un cambio estructural en la columna vertebral.

Con la hipercifosis relacionada con la edad, la espalda se curva incluso cuando la persona se intenta mantener erguida. Simultáneamente, es habitual que pierda altura, incluso más de 3-4 centímetros. También suele acompañarse de dolor y rigidez en la espalda.

Cuando durante la adolescencia los huesos de la columna vertebral crecen de forma desigual, se forma una curvatura pronunciada hacia delante en la parte superior de la espalda. Es lo que se conoce como cifosis de Scheuermann.

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